domingo, 23 de enero de 2011
diario de un sueño
diario de un sueño
la mañana se a despertado un poko triste en el cielo aun se ve resto de la noche anterior , despues de varios minutos dando las vuelta necesaria para levantarme,decido poner en marcha el dia solo son las 8 y media de la triste mañana los paso de la gente a caminar se escucha en el timido suelo de la ciudad.
conecto la maquina del cafe mi ordenador y marcho a ver la ciudad , esa ciudad que vaya donde vayas esta rota, rotas por las obra de nuestro ayuntamiento .
9 de la mañana ya tomando el cafe y listo para casi todo miro el cielo nuevamente sigue triste y parece que tiene frio no hay nube que lo abraze el sol va a pareciendo timidamente.
al cabo de un tiempo recorriendo dentro de un rebosado autobus entre atasco y obra llego al destino solicitado para esta horas,caminando por las calles se ve cosas que no se ve dia dia por ejemplo
gente joven con los libro de clase tirado en los parque en lugar de estar los pajaros cantando ,entro en uan cafeteria esta un poco vacia sera que es hora de horario trabajo aunque se respira un aroma de felicidad y amabilidad que da gana de tomarse algo que al final me decido y pido un cafe .
desde el interior de la cafeteria observo un caballero comentar algo solo puedo ver mover sus labios parece un poco inquieto segundos despues mi vista se inclina hacia el cielo sigue triste como queriendo llorar mientra en la acera de frente un grupo de amigos compartir una simpatica conversacion, al final de las 12 de la mañana decido abandonar el establecimiento dando una coloquial despedida a los asistente que aunque fueron solos unas decenas el ambiente era familiar ,situado en la puerta decido dar un paseo por las calle en busca de alguna situacion un poco mas en este dia de lunes de cara triste y sentimento oscuro.
sobre las 13 hora me paro de repente un sonido algo sobrenatural simplemente era un pequeño e inocente gatito subido en un arbol parecia asustado recorri por un momento la situacion solo pude apreciar a unos vehiculos por la carretera por lo cual,me incline a pensar que el asustado gato odiaba el ruido tan grave de los vehiculos al pasar.me pongo de nuevo a regresar a mi humilde hogar el camino se hace mas llevativo aunque no dejo de pensar el porque de lo
que he vivido en estas ultimas horas, quiero buscarle respuesta solo me sale unas timidas palabras de amor y sentimientos que aunqe sea poco me llena para poder seguir adelante dia a dia con la misma ilusion como cuando sale el sol entre las nubes con ansias de brillar,
al encontrarme en el hogar recibo el calor de una familia unida y feliz entre ellos.
se respira un aroma que parece aparecer por momento cada miembro repasa el que y el porque del dia y casi todos estamos deacuerdo en algo que aunque la mañana haya amanecido triste y con gana de llorar la verdadera razon de vivir es lo que cada uno representa a cada momento de su dia dandole las consecuencia de cada cosa e intentar solucionar el mañana para que el proximo amanecer este un poco mas alegre de que se va desaparenciendo segun el paso de las horas
el viaje inesperado
a la mañana siguente el hombre reune a su allegado para comunicarle la decision de salir de viaje,la familia se queda un poco callada e incluso no acepta la decision, llegado una hora determinada,despues de preparar el pequeño equipaje pone rumbo a su viaje que en primer lugar le lleva a bun pais de centro de africa, alli pretende reforzar el animo de vida de aquel pais con los deberes que podria hacer con sus esfuerzo de hombre solidario.
el viaje a durado unas 14 horas en el cual el solidario hombre a redactado unos detalle para realizar en dicho pais
su primer motivo de su aventura es la contruccion d eun centro de estudios para los niños y niñas, sobre media tarde y un poco apagada por la situacion que vive el lugar se quiere y necesita ponerse en contacto con personal cualificado y loque el no esperaba y le sorprendio fue que su decision llegara tan al fondo de los corazones que en un par de dias tenia personal y material para empezar a cumplir su sueño
el hombre feliz llama a su familia para comunicarle su situacion y no era el quien daria la sorpresa ,
(pasa 3 meses )
su sueño se cumple los niños de aquel pais puede tener algo q es muy pequeño pero grande para todos niño un lugar donde poder cumplir sus ilusiones
en la apertura se reune todo personal perteneciente a todo los pais del mundo en qiue le da las gracias y todo los homenaje posible,a partir de ese momento regresa a su hogar
el destino de la vida
corria el mes de diciembre era un invierno muy duro para la economia familiar javier el padre cayo gravemente enfermo su mujer algo mayor no tenia los recurso necesario para la mantencion de la familia,javier el hijo mayor solo contaba con 10 años y diana solo 3 años , fue dura la decision de dar los hijos en apdocion.
el padre gravemente enfermo necesitaba ayuda medica pero la grave situacion no le permitia estar en un hospital ,su mujer decidio pedir ayuda aquellas personas que un dia atras conocio su desolado y empotrado en su cama veia como su vida lo sujetaba un delgado hilo de vida,le pregunto a su mujer
esposa mia no deje que muera quiero vivir aun tengo cosas importante de hacer en esta vida
su esposa con timida lagrima en sus ojos le jura que nunca va morir;
los hijos llegaron a una familia compuesta con 5 miembro del cual le acogieron con amor ,la pequeña diana todas las noche preguntaba por su padres y triste como la mañana de ese invierno se quedaba dormida cada noche
javier comenzo a quinto de educacion secundaria aunque su ilusion era los juguete de construcion nunca dejaba de montar y desmontar ,mientra q sus hijo era felices aunque lejos de sus padre en casa de javier la cosas no era muy tranquila el hombre de la casa empeoraba por momento
una noche de navidad se presento en casa un hombre de presencia algo extrañas pero a su vez daba confianza,se presento delante de la puerta de la habitacion y se fue
maria que en ese momento quedo algo inmovilizada corrio como fuego que lleva el diablo a socorrer a su querido y enfermo esposo; alli no encontro a nadie que no fuera juan con voz entrecortada le pregunto donde esta el hombre que a venido juan estrañado le repondio como su delicada voz le permitia maria esposa mia aqui no a venido nadie.
maria aquella mañana se desperto algo nerviosa diciendo que habia soñado que su papa se curaba y que volvia a su casa ,javier amanecio con fiebre y se quedo dormido casi el dia.
rocio y juan los padres adoptivos fueron a casa de maria
despues de todos los acontecimiento ocurrido aquel dia javier milagrosamente y sin ninguna explicacion empezo a recuperarse dia a dia,la noticia dela recuperacion de aquel hombre se disburgo tan rapido que en apenas varios dias llegaba a aquel humilde hogar personas de cualquier punto del mundo. ante tanta alegria la pequeña salio sola hacia su casa con tan solo una pequeña bolsa al rato de estar andando por las calles solitaria del pequeño pueblo de hundriafe y se acababa la luz de la tarde se acerco a unos hombre que pasean para preguntarle como llegar a su casa pero aquellos hombre aunque de aspecto caballeroso en realidad era unos secuestradores y ante la inocente pequeña le dijeron que ellos sabia donde estaba la casa pero nunca llegaron al destino,
mientra en el hogar la recuperacion de javier estaba en buen estado maria tan feliz recibe una llamada de la policia
maria temblorosa no podia creer lo que aquel policia le habia contado tan desesperada era la noticia que cayo al suelo desplomada ,los padres adoptivo que alli se encontraba rapidamente recogieron el telefono y pudieron saber que la pequeña maria habia sido secuestrada.
el secuestro
aquella noticia fue un duro reves en la ya mala situacion de la familia,la pequeña llevaba 4 meses fuera de su casa , al parecer no habia noticias de su paradero ; algo que que se hacia mas dificil de llevar.
javier(padre) aunque no se encontraba recuperado del todo,sacando fuerza de donde no la podia haberla sacado nunca se decidio a salir a rastrear el entorno del pueblo.
a la mañana siguiente se desperto con la idea de poder salir al encuentro de la pequeña,casi sin dar aviso recogio varias cosas y salio del domicilio con algunos habitante y amigos, javier (hijo) desde que su hermana desaparecio parece unos sintomas en su comportamiento,
la busqueda cada vez se hacia cada vez mas dificil por el invierno tan duro de ese año,sobre las 4 de la tarde unos bulto detras de unos arboles pusieron en alerta a los compañero y vecinos del pueblo ,sin apenas poder mirar de detras salio la pequeña y su padre al verla se quedo inmovilizado hasta el punto de que la hija le dijo papa,papa
al llegar a su casa su madre ya desolada por la gran deseperacion y al ver la pequeña solo le salia una timida palabras de agradecimiento.
una dificil situacion
aquel lugar me parecia tan frio y oscuro que me costaba respirar que cada gota de suspiros me costaba, el frio era tanto que mi pensamiento no existia;tuve un insatante de respiro al ver un hueco por donde se colaba un diminuto y distante rayo de luz del exterior ,se escuchaba voces a lo lejos voces que no sabia de donde procedia en un intento de pedir ayuda me coloque a la altura de esa luz pero mis fuerza era tan debil que la voz salia de mi boca temblorosa y entrecortada,me parecio ver una sombra que se acercaba a mi era algo extraño su voz era bronca como la de un hombre mayor de edad,no podia verle a cara la oscuridad del lugar lo impedia ,me hablo con voz entrelazada
_maria no te preocupe no te hare nada solo
aquellas palabras aunque fueron de animo me causo algo de miedo al cabo un rato parecio tan largo .
al llegar la noche eso creo porque la pequeña luz no calentaba mi frio y pequeño cuerpo,al lado mia se encontraba una fina manta vieja la arrope sobre mi y me quede dormidita durante aquella noche no podia muy bien relajarme me veia a la mente destello de imagenes y objetos,
a mis recuerdo llegan mi padres enfermo y cansado , mi hermano y mi mama los echo de menos que seran de ellos que estaran pensando y que dolor tan fuerte,las voces vuelve a oirse esta vez un poko mas clara llego a escuchar mi nombre algunas voces aunque lejos las reconozco le grito y le aviso que estoy cerca de ellos pero no me oyen intento hacer lo mas que pueda para conseguirlo en ese momento entra aquel hombre raro me asusto y dejo de emitir las señales solo me queda esperar a que se vaya esperando que no se tarde para poder conseguir que me escuche
seria lunes o jueves quizas mi cuerpecito estaba debil por falta de energia mis pensamientos eran confuso y extremadamente negativos en aquella mañana no vi al extraño hombre y escucho las voces en el exterior pero se apreciaba una relajada cancion de pajaros,de repente un tremendo ruido que procedia del interior de la casa encogio un momento mi corazon al cabo de unos segundo de silencio se abria lentamente la puerta de la habitacion,yo un poko asustada cogi y me escondi detras de unos mueble viejo al fondo,en silencio deje q una sombra recorriera la habitacion pero cual fue mi sorpresa esa sombra de la cual yo al principio de asuste no era otra cosa que un pequeño animal que entro al dejar el hombre misterioso la casa abierta ,mi primera intencion fue la de escapar y despues de que el silencio volviera a ser mi unica compañia en este frio y humedo lugar decido salir de mi escondite y al presencia la ausencia de personas y con paso timido salgo al campo recorro varios metros sola hasta el punto de caer en un agujero que del mismo golpe perdi el conocimiento por un tiempo determinado.
al despertar intente andar pero una herida en mi rodilla impedia que avanzara con la tarde ya casi encima de las montañas que mi vista llegaba a ver al horizonte un matriminio de anciano se acerco a mi,el hombre que sostenia un peqeño baston en su mano derecha se ofrecio a dejarmelo para poder caminar la señora que con su voz casi apagada por la edad me ofrecio que me agarrara a su brazo para regresar a su humilde hogar ,al llegar cogieron de un antiguo mueble colgado unos botes y venda en un principio con lo acontencido dias atras me opuse en un momento pero al final cedi
mientra que la señora curaba mi pequeña pero dolorosa y sangrienta herida, su esposo preparaba un caliente y recuperante caldo del cual solome dejo en mi cuerpo su calor, ese calor que dias atras no recibia ,aunque el verdadero calor que mi pequeñito cuerpo necesitaba no lo podria darmelo cualquiera sino mi madre y mi padre del cual nunca deje que se fuera de mi mente
a la mañana siguiente creo que era la 30 o mas que no veia a mi familia;el humilde matrimonio me llevo a un pueblo cercano, pero ocurrio algo que aunque siempre soñe no pense que ocurriera se trataba de mi padre y al verlo corri hacia el mi padre corria y decia mi nombre con las lagrimas e su cansado ojos; yo al escucharle recorde que loa voz que los primero dias en la casa de aquel hombre misterioso era la de mi padre.
un final feliz
al llegar a casa todo el pueblo esta alrededor de mi casa fue tanta la alegria de volver que soolo pude hacer una cosa tan simple que llorar ,mi madre se abrazo a mi con tanta fuerza y amor que me quede dormidita en sus brazos,a la mañana siguente sobre las 6 de la mañana del 25 de diciembre maria entraba en la habitacion se acerco a la cama y con voz medio dormida le dijo a su marido
_javier cielo son las 6 de la mañana despierta es navidad
la mañana se a despertado un poko triste en el cielo aun se ve resto de la noche anterior , despues de varios minutos dando las vuelta necesaria para levantarme,decido poner en marcha el dia solo son las 8 y media de la triste mañana los paso de la gente a caminar se escucha en el timido suelo de la ciudad.
conecto la maquina del cafe mi ordenador y marcho a ver la ciudad , esa ciudad que vaya donde vayas esta rota, rotas por las obra de nuestro ayuntamiento .
9 de la mañana ya tomando el cafe y listo para casi todo miro el cielo nuevamente sigue triste y parece que tiene frio no hay nube que lo abraze el sol va a pareciendo timidamente.
al cabo de un tiempo recorriendo dentro de un rebosado autobus entre atasco y obra llego al destino solicitado para esta horas,caminando por las calles se ve cosas que no se ve dia dia por ejemplo
gente joven con los libro de clase tirado en los parque en lugar de estar los pajaros cantando ,entro en uan cafeteria esta un poco vacia sera que es hora de horario trabajo aunque se respira un aroma de felicidad y amabilidad que da gana de tomarse algo que al final me decido y pido un cafe .
desde el interior de la cafeteria observo un caballero comentar algo solo puedo ver mover sus labios parece un poco inquieto segundos despues mi vista se inclina hacia el cielo sigue triste como queriendo llorar mientra en la acera de frente un grupo de amigos compartir una simpatica conversacion, al final de las 12 de la mañana decido abandonar el establecimiento dando una coloquial despedida a los asistente que aunque fueron solos unas decenas el ambiente era familiar ,situado en la puerta decido dar un paseo por las calle en busca de alguna situacion un poco mas en este dia de lunes de cara triste y sentimento oscuro.
sobre las 13 hora me paro de repente un sonido algo sobrenatural simplemente era un pequeño e inocente gatito subido en un arbol parecia asustado recorri por un momento la situacion solo pude apreciar a unos vehiculos por la carretera por lo cual,me incline a pensar que el asustado gato odiaba el ruido tan grave de los vehiculos al pasar.me pongo de nuevo a regresar a mi humilde hogar el camino se hace mas llevativo aunque no dejo de pensar el porque de lo
que he vivido en estas ultimas horas, quiero buscarle respuesta solo me sale unas timidas palabras de amor y sentimientos que aunqe sea poco me llena para poder seguir adelante dia a dia con la misma ilusion como cuando sale el sol entre las nubes con ansias de brillar,
al encontrarme en el hogar recibo el calor de una familia unida y feliz entre ellos.
se respira un aroma que parece aparecer por momento cada miembro repasa el que y el porque del dia y casi todos estamos deacuerdo en algo que aunque la mañana haya amanecido triste y con gana de llorar la verdadera razon de vivir es lo que cada uno representa a cada momento de su dia dandole las consecuencia de cada cosa e intentar solucionar el mañana para que el proximo amanecer este un poco mas alegre de que se va desaparenciendo segun el paso de las horas
el viaje inesperado
a la mañana siguente el hombre reune a su allegado para comunicarle la decision de salir de viaje,la familia se queda un poco callada e incluso no acepta la decision, llegado una hora determinada,despues de preparar el pequeño equipaje pone rumbo a su viaje que en primer lugar le lleva a bun pais de centro de africa, alli pretende reforzar el animo de vida de aquel pais con los deberes que podria hacer con sus esfuerzo de hombre solidario.
el viaje a durado unas 14 horas en el cual el solidario hombre a redactado unos detalle para realizar en dicho pais
su primer motivo de su aventura es la contruccion d eun centro de estudios para los niños y niñas, sobre media tarde y un poco apagada por la situacion que vive el lugar se quiere y necesita ponerse en contacto con personal cualificado y loque el no esperaba y le sorprendio fue que su decision llegara tan al fondo de los corazones que en un par de dias tenia personal y material para empezar a cumplir su sueño
el hombre feliz llama a su familia para comunicarle su situacion y no era el quien daria la sorpresa ,
(pasa 3 meses )
su sueño se cumple los niños de aquel pais puede tener algo q es muy pequeño pero grande para todos niño un lugar donde poder cumplir sus ilusiones
en la apertura se reune todo personal perteneciente a todo los pais del mundo en qiue le da las gracias y todo los homenaje posible,a partir de ese momento regresa a su hogar
el destino de la vida
corria el mes de diciembre era un invierno muy duro para la economia familiar javier el padre cayo gravemente enfermo su mujer algo mayor no tenia los recurso necesario para la mantencion de la familia,javier el hijo mayor solo contaba con 10 años y diana solo 3 años , fue dura la decision de dar los hijos en apdocion.
el padre gravemente enfermo necesitaba ayuda medica pero la grave situacion no le permitia estar en un hospital ,su mujer decidio pedir ayuda aquellas personas que un dia atras conocio su desolado y empotrado en su cama veia como su vida lo sujetaba un delgado hilo de vida,le pregunto a su mujer
esposa mia no deje que muera quiero vivir aun tengo cosas importante de hacer en esta vida
su esposa con timida lagrima en sus ojos le jura que nunca va morir;
los hijos llegaron a una familia compuesta con 5 miembro del cual le acogieron con amor ,la pequeña diana todas las noche preguntaba por su padres y triste como la mañana de ese invierno se quedaba dormida cada noche
javier comenzo a quinto de educacion secundaria aunque su ilusion era los juguete de construcion nunca dejaba de montar y desmontar ,mientra q sus hijo era felices aunque lejos de sus padre en casa de javier la cosas no era muy tranquila el hombre de la casa empeoraba por momento
una noche de navidad se presento en casa un hombre de presencia algo extrañas pero a su vez daba confianza,se presento delante de la puerta de la habitacion y se fue
maria que en ese momento quedo algo inmovilizada corrio como fuego que lleva el diablo a socorrer a su querido y enfermo esposo; alli no encontro a nadie que no fuera juan con voz entrecortada le pregunto donde esta el hombre que a venido juan estrañado le repondio como su delicada voz le permitia maria esposa mia aqui no a venido nadie.
maria aquella mañana se desperto algo nerviosa diciendo que habia soñado que su papa se curaba y que volvia a su casa ,javier amanecio con fiebre y se quedo dormido casi el dia.
rocio y juan los padres adoptivos fueron a casa de maria
despues de todos los acontecimiento ocurrido aquel dia javier milagrosamente y sin ninguna explicacion empezo a recuperarse dia a dia,la noticia dela recuperacion de aquel hombre se disburgo tan rapido que en apenas varios dias llegaba a aquel humilde hogar personas de cualquier punto del mundo. ante tanta alegria la pequeña salio sola hacia su casa con tan solo una pequeña bolsa al rato de estar andando por las calles solitaria del pequeño pueblo de hundriafe y se acababa la luz de la tarde se acerco a unos hombre que pasean para preguntarle como llegar a su casa pero aquellos hombre aunque de aspecto caballeroso en realidad era unos secuestradores y ante la inocente pequeña le dijeron que ellos sabia donde estaba la casa pero nunca llegaron al destino,
mientra en el hogar la recuperacion de javier estaba en buen estado maria tan feliz recibe una llamada de la policia
maria temblorosa no podia creer lo que aquel policia le habia contado tan desesperada era la noticia que cayo al suelo desplomada ,los padres adoptivo que alli se encontraba rapidamente recogieron el telefono y pudieron saber que la pequeña maria habia sido secuestrada.
el secuestro
aquella noticia fue un duro reves en la ya mala situacion de la familia,la pequeña llevaba 4 meses fuera de su casa , al parecer no habia noticias de su paradero ; algo que que se hacia mas dificil de llevar.
javier(padre) aunque no se encontraba recuperado del todo,sacando fuerza de donde no la podia haberla sacado nunca se decidio a salir a rastrear el entorno del pueblo.
a la mañana siguiente se desperto con la idea de poder salir al encuentro de la pequeña,casi sin dar aviso recogio varias cosas y salio del domicilio con algunos habitante y amigos, javier (hijo) desde que su hermana desaparecio parece unos sintomas en su comportamiento,
la busqueda cada vez se hacia cada vez mas dificil por el invierno tan duro de ese año,sobre las 4 de la tarde unos bulto detras de unos arboles pusieron en alerta a los compañero y vecinos del pueblo ,sin apenas poder mirar de detras salio la pequeña y su padre al verla se quedo inmovilizado hasta el punto de que la hija le dijo papa,papa
al llegar a su casa su madre ya desolada por la gran deseperacion y al ver la pequeña solo le salia una timida palabras de agradecimiento.
una dificil situacion
aquel lugar me parecia tan frio y oscuro que me costaba respirar que cada gota de suspiros me costaba, el frio era tanto que mi pensamiento no existia;tuve un insatante de respiro al ver un hueco por donde se colaba un diminuto y distante rayo de luz del exterior ,se escuchaba voces a lo lejos voces que no sabia de donde procedia en un intento de pedir ayuda me coloque a la altura de esa luz pero mis fuerza era tan debil que la voz salia de mi boca temblorosa y entrecortada,me parecio ver una sombra que se acercaba a mi era algo extraño su voz era bronca como la de un hombre mayor de edad,no podia verle a cara la oscuridad del lugar lo impedia ,me hablo con voz entrelazada
_maria no te preocupe no te hare nada solo
aquellas palabras aunque fueron de animo me causo algo de miedo al cabo un rato parecio tan largo .
al llegar la noche eso creo porque la pequeña luz no calentaba mi frio y pequeño cuerpo,al lado mia se encontraba una fina manta vieja la arrope sobre mi y me quede dormidita durante aquella noche no podia muy bien relajarme me veia a la mente destello de imagenes y objetos,
a mis recuerdo llegan mi padres enfermo y cansado , mi hermano y mi mama los echo de menos que seran de ellos que estaran pensando y que dolor tan fuerte,las voces vuelve a oirse esta vez un poko mas clara llego a escuchar mi nombre algunas voces aunque lejos las reconozco le grito y le aviso que estoy cerca de ellos pero no me oyen intento hacer lo mas que pueda para conseguirlo en ese momento entra aquel hombre raro me asusto y dejo de emitir las señales solo me queda esperar a que se vaya esperando que no se tarde para poder conseguir que me escuche
seria lunes o jueves quizas mi cuerpecito estaba debil por falta de energia mis pensamientos eran confuso y extremadamente negativos en aquella mañana no vi al extraño hombre y escucho las voces en el exterior pero se apreciaba una relajada cancion de pajaros,de repente un tremendo ruido que procedia del interior de la casa encogio un momento mi corazon al cabo de unos segundo de silencio se abria lentamente la puerta de la habitacion,yo un poko asustada cogi y me escondi detras de unos mueble viejo al fondo,en silencio deje q una sombra recorriera la habitacion pero cual fue mi sorpresa esa sombra de la cual yo al principio de asuste no era otra cosa que un pequeño animal que entro al dejar el hombre misterioso la casa abierta ,mi primera intencion fue la de escapar y despues de que el silencio volviera a ser mi unica compañia en este frio y humedo lugar decido salir de mi escondite y al presencia la ausencia de personas y con paso timido salgo al campo recorro varios metros sola hasta el punto de caer en un agujero que del mismo golpe perdi el conocimiento por un tiempo determinado.
al despertar intente andar pero una herida en mi rodilla impedia que avanzara con la tarde ya casi encima de las montañas que mi vista llegaba a ver al horizonte un matriminio de anciano se acerco a mi,el hombre que sostenia un peqeño baston en su mano derecha se ofrecio a dejarmelo para poder caminar la señora que con su voz casi apagada por la edad me ofrecio que me agarrara a su brazo para regresar a su humilde hogar ,al llegar cogieron de un antiguo mueble colgado unos botes y venda en un principio con lo acontencido dias atras me opuse en un momento pero al final cedi
mientra que la señora curaba mi pequeña pero dolorosa y sangrienta herida, su esposo preparaba un caliente y recuperante caldo del cual solome dejo en mi cuerpo su calor, ese calor que dias atras no recibia ,aunque el verdadero calor que mi pequeñito cuerpo necesitaba no lo podria darmelo cualquiera sino mi madre y mi padre del cual nunca deje que se fuera de mi mente
a la mañana siguiente creo que era la 30 o mas que no veia a mi familia;el humilde matrimonio me llevo a un pueblo cercano, pero ocurrio algo que aunque siempre soñe no pense que ocurriera se trataba de mi padre y al verlo corri hacia el mi padre corria y decia mi nombre con las lagrimas e su cansado ojos; yo al escucharle recorde que loa voz que los primero dias en la casa de aquel hombre misterioso era la de mi padre.
un final feliz
al llegar a casa todo el pueblo esta alrededor de mi casa fue tanta la alegria de volver que soolo pude hacer una cosa tan simple que llorar ,mi madre se abrazo a mi con tanta fuerza y amor que me quede dormidita en sus brazos,a la mañana siguente sobre las 6 de la mañana del 25 de diciembre maria entraba en la habitacion se acerco a la cama y con voz medio dormida le dijo a su marido
_javier cielo son las 6 de la mañana despierta es navidad
[No hieles, viento, ahora] 3
No hieles, viento, ahora,
que se duerma mi cielo
hasta el día y la aurora.
No lo dejes de hielo.
No lo dejes de hielooó...
No lo dejes de hielooó...
Que estoy enamorada
de su mata de pelooó...
Pasa, paz, por su frente,
tu mano sosegada.
Pasa, paz, de repente,
que estoy enamorada.
Nocturno mediodía,
no levantes el vuelo.
Alma mía, alma mía,
no lo dejes de hielo.
No madrugues, rosada:
no vengas hoy de prisa,
que estoy, enamorada,
fuera de mi camisa.
Está que arde la nieve
con la luna lunada;
está que arde la nieve
de verme enamorada.
Dedos de terciopelo
quisiera para cada
caricia de mi cielo,
que estoy enamorada.
Está la luna en celo
sobre tornalunada.
Más pálida que el hielo
estoy enamorada.
No hieles, viento, ahora,

hasta el día y la aurora.
No lo dejes de hielo.
No lo dejes de hielooó...
No lo dejes de hielooó...
Que estoy enamorada
de su mata de pelooó...
Pasa, paz, por su frente,
tu mano sosegada.
Pasa, paz, de repente,
que estoy enamorada.
Nocturno mediodía,
no levantes el vuelo.
Alma mía, alma mía,
no lo dejes de hielo.
No madrugues, rosada:
no vengas hoy de prisa,
que estoy, enamorada,
fuera de mi camisa.
Está que arde la nieve
con la luna lunada;
está que arde la nieve
de verme enamorada.
Dedos de terciopelo
quisiera para cada
caricia de mi cielo,
que estoy enamorada.
Está la luna en celo
sobre tornalunada.
Más pálida que el hielo
estoy enamorada.
LA NOCHE DE LOS FEOS
MARIO BENEDETTI
Ambos somos feos. Ni siquiera vulgarmente feos. Ella tiene un pómulo hundido. Desde los ocho años, cuando le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la boca viene de una quemadura feroz, ocurrida a comienzos de mi adolescencia.
Tampoco puede decirse que tengamos ojos tiernos, esa suerte de faros de justificación por los que a veces los horribles consiguen arrimarse a la belleza. No, de ningún modo. Tanto los de ella como los míos son ojos de resentimiento, que sólo reflejan la poca o ninguna resignación con que enfrentamos nuestro infortunio. Quizá eso nos haya unido. Tal vez unido no sea la palabra más apropiada. Me refiero al odio implacable que cada uno de nosotros siente por su propio rostro.
Nos conocimos a la entrada del cine, haciendo cola para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. Allí fue donde por primera vez nos examinamos sin simpatía pero con oscura solidaridad; allí fue donde registramos, ya desde la primera ojeada, nuestras respectivas soledades. En la cola todos estaban de a dos, pero además eran auténticas parejas: esposos, novios, amantes, abuelitos, vaya uno a saber. Todos - de la mano o del brazo - tenían a alguien. Sólo ella y yo teníamos las manos sueltas y crispadas.
Nos miramos las respectivas fealdades con detenimiento, con insolencia, sin curiosidad. Recorrí la hendidura de su pómulo con la garantía de desparpajo que me otorgaba mi mejilla encogida. Ella no se sonrojó. Me gustó que fuera dura, que devolviera mi inspección con una ojeada minuciosa a la zona lisa, brillante, sin barba, de mi vieja quemadura.
Por fin entramos. Nos sentamos en filas distintas, pero contiguas. Ella no podía mirarme, pero yo, aun en la penumbra, podía distinguir su nuca de pelos rubios, su oreja fresca bien formada. Era la oreja de su lado normal.
Durante una hora y cuarenta minutos admiramos las respectivas bellezas del rudo héroe y la suave heroína. Por lo menos yo he sido siempre capaz de admirar lo lindo. Mi animadversión la reservo para mi rostro y a veces para Dios. También para el rostro de otros feos, de otros espantajos. Quizá debería sentir piedad, pero no puedo. La verdad es que son algo así como espejos. A veces me pregunto qué suerte habría corrido el mito si Narciso hubiera tenido un pómulo hundido, o el ácido le hubiera quemado la mejilla, o le faltara media nariz, o tuviera una costura en la frente.
La esperé a la salida. Caminé unos metros junto a ella, y luego le hablé. Cuando se detuvo y me miró, tuve la impresión de que vacilaba. La invité a que charláramos un rato en un café o una confitería. De pronto aceptó.
La confitería estaba llena, pero en ese momento se desocupó una mesa. A medida que pasábamos entre la gente, quedaban a nuestras espaldas las señas, los gestos de asombro. Mis antenas están particularmente adiestradas para captar esa curiosidad enfermiza, ese inconsciente sadismo de los que tienen un rostro corriente, milagrosamente simétrico. Pero esta vez ni siquiera era necesaria mi adiestrada intuición, ya que mis oídos alcanzaban para registrar murmullos, tosecitas, falsas carrasperas. Un rostro horrible y aislado tiene evidentemente su interés; pero dos fealdades juntas constituyen en sí mismas un espectáculos mayor, poco menos que coordinado; algo que se debe mirar en compañía, junto a uno (o una) de esos bien parecidos con quienes merece compartirse el mundo.
Nos sentamos, pedimos dos helados, y ella tuvo coraje (eso también me gustó) para sacar del bolso su espejito y arreglarse el pelo. Su lindo pelo.
"¿que está pasando)", le pregunté.
Ella guardó el espejo y sonrió. El pozo de la mejilla cambió de forma.
"Un lugar común", dijo. "Tal para cual".
Hablamos largamente. A la hora y media hubo que pedir dos cafés para justificar la prolongada permanencia. De pronto me di cuenta de que tanto ella como yo estábamos hablando con una franqueza tan hiriente que amenazaba transpasar la sinceridad y convertirse en un casi equivalente de la hipocresía. Decidí tirarme a fondo.
"Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?"
"Sí", dijo, todavía mirándome.
"Usted admira a los hermosos, a los normales. Usted quisiera tener un rostro tan equilibrado como esa muchachita que está a su derecha, a pesar de que usted es inteligente, y ella, a juzgar por su risa, irremisiblemente estúpida."
"Sí."
Por primera vez no pudo sostener mi mirada.
"Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad, ¿sabe?, de que usted y yo lleguemos a algo."
"¿Algo cmo qué?"
"Como querernos, caramba. O simplemente congeniar. Llámele como quiera, pero hay una posibilidad."
Ella frunció el ceño. No quería concebir esperanzas.
"Prométame no tomarme como un chiflado."
"Prometo."
"La posibilidad es meternos en la noche. En la noche íntegra. En lo oscuro total. ¿Me entiende?"
"No."
"¡Tiene que entenderme! Lo oscuro total. Donde usted no me vea, donde yo no la vea. Su cuerpo es lindo, ¿no lo sabía?"
Se sonrojó, y la hendidura de la mejilla se volvió súbitamente escarlata.
"Vivo solo, en un apartamento, y queda cerca."
Levantó la cabeza y ahora sí me miró preguntándome, averiguando sobre mí, tratando desesperadamente de llegar a un diagnóstico.
"Vamos", dijo.
No sólo apagué la luz sino que además corrí la doble cortina. A mi lado ella respiraba. Y no era una respiración afanosa. No quiso que la ayudara a desvestirse.
Yo no veía nada, nada. Pero igual pude darme cuenta que ahora estaba inmóvil, a la espera. Estiré cautelosamente una mano, hasta hallar su pecho. Mi tacto me transmitió una versión estuimulante, poderosa. Así vi su vientre, su sexo. Sus manos también me vieron.
En ese instante comprendí que debía arrancarme ( y arrancarla) de aquella mentira que yo mismo había fabricado. O intentado fabricar. Fue como un relámpago. No éramos eso. No éramos eso.
Tube que recurrir a todas mis reservas de coraje, pero lo hice. Mi mano ascendió lentamente hasta su rostro, encontró el surco de horror, y empezó una lenta, convincente y convencida caricia. En realidad mis dedos ( al principio un poco temblorosos, luego progresivamente serenos) pasaron muchas veces sobre sus lágrimas.
Entonces, cuando yo menos lo esperaba, su mano también llegó a mi cara, y pasó y repasó el costurón y el pellejo liso, esa isla sin barba de mi marca siniestra.
Lloramos hasta el alba. Desgraciados , felices. Luego me levanté y descorrí la cortina doble.

MARIO BENEDETTI
Ambos somos feos. Ni siquiera vulgarmente feos. Ella tiene un pómulo hundido. Desde los ocho años, cuando le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la boca viene de una quemadura feroz, ocurrida a comienzos de mi adolescencia.
Tampoco puede decirse que tengamos ojos tiernos, esa suerte de faros de justificación por los que a veces los horribles consiguen arrimarse a la belleza. No, de ningún modo. Tanto los de ella como los míos son ojos de resentimiento, que sólo reflejan la poca o ninguna resignación con que enfrentamos nuestro infortunio. Quizá eso nos haya unido. Tal vez unido no sea la palabra más apropiada. Me refiero al odio implacable que cada uno de nosotros siente por su propio rostro.
Nos conocimos a la entrada del cine, haciendo cola para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. Allí fue donde por primera vez nos examinamos sin simpatía pero con oscura solidaridad; allí fue donde registramos, ya desde la primera ojeada, nuestras respectivas soledades. En la cola todos estaban de a dos, pero además eran auténticas parejas: esposos, novios, amantes, abuelitos, vaya uno a saber. Todos - de la mano o del brazo - tenían a alguien. Sólo ella y yo teníamos las manos sueltas y crispadas.
Nos miramos las respectivas fealdades con detenimiento, con insolencia, sin curiosidad. Recorrí la hendidura de su pómulo con la garantía de desparpajo que me otorgaba mi mejilla encogida. Ella no se sonrojó. Me gustó que fuera dura, que devolviera mi inspección con una ojeada minuciosa a la zona lisa, brillante, sin barba, de mi vieja quemadura.
Por fin entramos. Nos sentamos en filas distintas, pero contiguas. Ella no podía mirarme, pero yo, aun en la penumbra, podía distinguir su nuca de pelos rubios, su oreja fresca bien formada. Era la oreja de su lado normal.
Durante una hora y cuarenta minutos admiramos las respectivas bellezas del rudo héroe y la suave heroína. Por lo menos yo he sido siempre capaz de admirar lo lindo. Mi animadversión la reservo para mi rostro y a veces para Dios. También para el rostro de otros feos, de otros espantajos. Quizá debería sentir piedad, pero no puedo. La verdad es que son algo así como espejos. A veces me pregunto qué suerte habría corrido el mito si Narciso hubiera tenido un pómulo hundido, o el ácido le hubiera quemado la mejilla, o le faltara media nariz, o tuviera una costura en la frente.
La esperé a la salida. Caminé unos metros junto a ella, y luego le hablé. Cuando se detuvo y me miró, tuve la impresión de que vacilaba. La invité a que charláramos un rato en un café o una confitería. De pronto aceptó.
La confitería estaba llena, pero en ese momento se desocupó una mesa. A medida que pasábamos entre la gente, quedaban a nuestras espaldas las señas, los gestos de asombro. Mis antenas están particularmente adiestradas para captar esa curiosidad enfermiza, ese inconsciente sadismo de los que tienen un rostro corriente, milagrosamente simétrico. Pero esta vez ni siquiera era necesaria mi adiestrada intuición, ya que mis oídos alcanzaban para registrar murmullos, tosecitas, falsas carrasperas. Un rostro horrible y aislado tiene evidentemente su interés; pero dos fealdades juntas constituyen en sí mismas un espectáculos mayor, poco menos que coordinado; algo que se debe mirar en compañía, junto a uno (o una) de esos bien parecidos con quienes merece compartirse el mundo.
Nos sentamos, pedimos dos helados, y ella tuvo coraje (eso también me gustó) para sacar del bolso su espejito y arreglarse el pelo. Su lindo pelo.
"¿que está pasando)", le pregunté.
Ella guardó el espejo y sonrió. El pozo de la mejilla cambió de forma.
"Un lugar común", dijo. "Tal para cual".
Hablamos largamente. A la hora y media hubo que pedir dos cafés para justificar la prolongada permanencia. De pronto me di cuenta de que tanto ella como yo estábamos hablando con una franqueza tan hiriente que amenazaba transpasar la sinceridad y convertirse en un casi equivalente de la hipocresía. Decidí tirarme a fondo.
"Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?"
"Sí", dijo, todavía mirándome.
"Usted admira a los hermosos, a los normales. Usted quisiera tener un rostro tan equilibrado como esa muchachita que está a su derecha, a pesar de que usted es inteligente, y ella, a juzgar por su risa, irremisiblemente estúpida."
"Sí."
Por primera vez no pudo sostener mi mirada.
"Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad, ¿sabe?, de que usted y yo lleguemos a algo."
"¿Algo cmo qué?"
"Como querernos, caramba. O simplemente congeniar. Llámele como quiera, pero hay una posibilidad."
Ella frunció el ceño. No quería concebir esperanzas.
"Prométame no tomarme como un chiflado."
"Prometo."
"La posibilidad es meternos en la noche. En la noche íntegra. En lo oscuro total. ¿Me entiende?"
"No."
"¡Tiene que entenderme! Lo oscuro total. Donde usted no me vea, donde yo no la vea. Su cuerpo es lindo, ¿no lo sabía?"
Se sonrojó, y la hendidura de la mejilla se volvió súbitamente escarlata.
"Vivo solo, en un apartamento, y queda cerca."
Levantó la cabeza y ahora sí me miró preguntándome, averiguando sobre mí, tratando desesperadamente de llegar a un diagnóstico.
"Vamos", dijo.
No sólo apagué la luz sino que además corrí la doble cortina. A mi lado ella respiraba. Y no era una respiración afanosa. No quiso que la ayudara a desvestirse.
Yo no veía nada, nada. Pero igual pude darme cuenta que ahora estaba inmóvil, a la espera. Estiré cautelosamente una mano, hasta hallar su pecho. Mi tacto me transmitió una versión estuimulante, poderosa. Así vi su vientre, su sexo. Sus manos también me vieron.
En ese instante comprendí que debía arrancarme ( y arrancarla) de aquella mentira que yo mismo había fabricado. O intentado fabricar. Fue como un relámpago. No éramos eso. No éramos eso.
Tube que recurrir a todas mis reservas de coraje, pero lo hice. Mi mano ascendió lentamente hasta su rostro, encontró el surco de horror, y empezó una lenta, convincente y convencida caricia. En realidad mis dedos ( al principio un poco temblorosos, luego progresivamente serenos) pasaron muchas veces sobre sus lágrimas.
Entonces, cuando yo menos lo esperaba, su mano también llegó a mi cara, y pasó y repasó el costurón y el pellejo liso, esa isla sin barba de mi marca siniestra.
Lloramos hasta el alba. Desgraciados , felices. Luego me levanté y descorrí la cortina doble.

La vecina orilla
Mario Benedetti
1.
No sé por qué pero cuando los viejos fueron a despedirme a Carrasco, y sobre todo cuando iba camino del avión y miré hacia arriba y los vi juntos, y a la vez separados, levantando las manos para saludarme, la vieja arrimando los nudillos a los lentes por que seguramente habría aparecido algún lagrimón, y yo mismo carajo, refregándome un ojo con la mano que me quedaba libre, bueno cuando los vi allí, como la pareja inexplicable que siempre fueron, quizás mas unidos por mí, me vino de alguna parte un lejanísimo recuerdo, tan lejano que al principio creí que no era mío, pero si era, porque después, en el avión, ósea ahora, sentado en la fila nueve [donde esta la puerta de emergencia y hay más sitio para acomodar estas largas piernas que Dios me ha dado] me pongo a completar el recuerdito, y lo voy apuntando con detalles, hasta que casi lo reconstruyo del todo, y decido empezar precisamente con él esta libreta de apuntes, que acaso nadie lea, o quizá sí. Y es de este modo: la familia estaba almorzando, es decir los mayores: mi viejo y mi vieja [que entonces era menos viejo] el abuelo y el tío, y quizá alguien más, y yo, que tenía cuatro o cinco años, andaba en el triciclo recién estrenado, y me iba al jardín y entraba otra vez haciendo un ruido con la boca que creía igualito al del Ómnibus interdepartamental, y el viejo me hacia señas para que no armara tanto bochinche y yo no le hacía caso. Y de pronto vino y en medio de uno de mis mejores bocinazos me agarró de la oreja y vi hasta la constelación de Orión, aunque en ese entonces desconocía su nombre. Por aquellos tiempos no era vengativo. Tampoco ahora lo soy, pero vaya a saber por qué mecanismo emocional, o simplemente deportivo, dejé con toda frialdad el triciclo frente a la puerta arrime una silla, me senté junto a mi tío, y le zampé al viejo este inesperado testimonio "Anoche miré bajo la mesa, y vos y Clarita tenían las piernas juntas" Mamá abrió unos ojos de este tamaño, no me lo olvido; el viejo apretó los labios y me miró con una terrible resignación. Casi como un anticristo que ordenara: "Impedid que los niños vengan a mí" o quizá sencillamente: "Botija podrido" lo cierto es que a partir de ese momento el viejo y la vieja pasaron como tres meses sin hablarse. Y mamá me sugería en voz alta "decíle a tu padre que te dé dinero para la leche." Y el viejo también tenía su iniciativa: "Decíle a tu madre que hoy no vendré a cenar." Por supuesto, Clarita no se apareció más por nuestro hogar dulce hogar y hoy me atrevo a creer que al viejo le gustaba mucho aquella gurisa [como diez anos menor que él y como cinco menor que mi mamá] delgada, rubia, de ojos verdolaga, con cara de sueño, no de pesadilla, y que tenía un modo tranquilo de mirar, y manos delgadas y suaves, con unas venitas azules, casi imperceptibles que todo el mundo percibía, incluso un estúpido de cinco [o serían seis?] años como el suscrito. Por que en verdad se necesita ser estúpido para haberle arruinado la vida al pobre viejo con ese comentario jodido. Sobre todo por qué creo que a Clarita también le gustaba el viejo. Simplemente habrá tenido miedo de la presencia acalambrante de mamá, que desde el pique le tomo cierta inquina. Yo no diría que eran celos de esposa desconfiada. Mas bien se trataba de un odio hecho y derecho, cultivado lentamente y palmo a palmo.
Cuando la azafata se acerca a ofrecerme la coca cola de rigor, estoy en pleno mea culpa. Nadie me quita el marote que con esa maldita intervención, lo siniestre para siempre al viejo. Porque ya entonces se llevaba muy mal con la vieja. Casi diría que no se llevaban. Nunca he visto dos tipos tan distintos y tan desechos el uno para el otro. el viejo siempre fue un sujeto sensible, cálido, demasiado tímido, para mi gusto, todo lo culto que puede ser un casi ingeniero [que no es lo mismo, pero siempre un poquito más que un ingeniero] Siempre a sido un buen lector, le gusta la pintura y la música, y por suerte no cree, como alguno de sus casi colegas, que la vida es un logaritmo. Mamá en cambio es bastante terca [para plantearlo sin subjetivismo, cosa vedada a un hijo amantísimo, habría que decir que es terca como una mula] reseca en sus sentimientos [solo se conmueve con sus penurias, nunca con las ajenas], orgullosa de su enciclopédica ignorancia, refracta a la lectura y a las artes en general, hábil en tareas manuales, de buen fondo [aunque para encontrarlo haya que hacer tremenda prospección], más propensa al reproche que a la tolerancia, en fin: un hueso duro de roer. Creo que hubo dos cosas que impidieron dos cosas para la verdadera liberación [también llamada segunda independencia] del viejo: a) mi investigación en la submesa que hizo fracasar desde el inicio una relación que prometía, y b) el incurable catolicismo de mi progenitor, que le nublaba siempre la posibilidad de un divorcio que después de todo habría sido su salvación y su rescate,. Si me atengo a mis vagos recuerdos Clarita era alegre, tan simpática que hasta me había conquistado a mí. Mas de una vez he pensado, ahora que ya tengo mis diecisiete años [por otra parte, dignamente cumplidos en una celda] que me gustaría encontrar, no ha Clarita, claro, ya que hoy debe ser, si todavía vive, una vieja de treinta y ocho anos, pero si a una mujercita que fuese hoy como era Clarita cuando arrimaba, bajo la mesa, sus lindas piernas a los pantalones del viejo.
2.
Lo que paso en estos últimos meses debe haber sido una de las pocas cosas que han unido a mis padres, Sintetizando: estuve en cana. Por eso estaban tan emocionados en el aeropuerto, ahora que por fin consiguieron mandarme a Buenos Aires. Comprendo que para ellos es una tranquilidad. Para mi también. No quiero ver otra celda ni en película. De ahora en adelante, las películas se dividen para mI en dos categorías: las que tienen cárceles y las que no. Solo pienso ver las de la segunda categoría. Con solo 34 días, quede podrido de cárceles. Agote el tema como quien dice, eso si para que ustedes [¿quiénes son ustedes?] no se hagan ilusiones pensando que soy un joven revolucionario, o un rebelde con causa, o cualquiera de esas categorías insignes, quiero aclarar también que no caí por razones políticas sino por boludo. Para mi es doloroso confesarlo, pero esa es la ingrata verdad: caí por boludo. Nunca me metí en política, lo confieso. En mi clase habían algunos que no se metían en política por que les gustaba estudiar, y la política quita tiempo, eso es cierto. Pero a mi no me gusta estudiar. De mi se puede decir cualquier cosa, menos que soy un traga. Ósea que en mi clase era el único ejemplar de una especia a punto de extinguirse: la de aquellos que no aman ni el estudio ni la política. Aclaro que tampoco era un caso perdido: siempre pasé de año, ósea que estudié lo estrictamente necesario. Mas bien diría que con atender al profe cuando se mandaba la lata, ya me alcanzaba. Tengo la apreciable virtud de que los datos, las fechas, las formulas y los nombres se me fijan indeleblemente en el mate. Tampoco vayan a pensar que en política soy totalmente indiferente. Si estoy contra las matemáticas ¿cómo no voy a estar contra el fascismo? A mí no me gusta que nadie me empuje, y mucho menos que me empujen con una metralleta. Eso está claro. Lo que no me gusta de la militancia política son las interminables discusiones, las votaciones a la madrugada, y sobre todo la autocrítica, que me trae recuerdos de mis aguadas Épocas del confesionario, otra cosa que tampoco me gustaba. Y no porque haya tenido o tenga nada que esconder. Nada importante, quiero decir. Uno siempre tiene algo que esconder. Pero nunca tuve una culpa gorda para el confesionario o la autocrítica. Tal vez por eso no me gusta. Quizás les tenga un poco de envidia a esos tipos que disfrutan relatando sus pecados mortales al cura atónito, o vociferando sus resabios pequeño burgueses en una asamblea estudiantil. Sin embargo, no caí [repito] por las buenas razones sino por boludo. Resulta que el 22 se conmemoraba un ano de la muerte de Merceditas Pombo, quizás hayan visto el nombre en los diarios [no en los de Monte sino en los de Baires], una piba de primera que se les murió en la maquina, dicen que le aplicaron el submarino seco, y como ella era asmática ¿no? Bueno la iniciativa empezó a crecer de a poco [la idea original fue de Eduardo] y al final el programa se redondeo: el Jueves teníamos todos que venir con una rosa roja y dejarla en la mesa del [o de la] profe. La operación se hizo en un secreto total. Como yo nunca milité, me dejaron para el final, pero igual les dije que sI. Cuando no hay reuniones interminables ni votaciones de madrugada ni autocrítica, siempre los acompaño. Además eso de traer una rosa roja me gusto. Era una provocación, como les diré, poética; una provocación imaginativa. Y traje la rosa, que capiangue del jardín vecino de un te-erre ósea [para los ignaros] teniente retirado. Todos trajeron su rosa y las fueron dejando, no falló ni uno. Entonces nos sacaron de las aulas y nos pusieron en el patio, contra la pared. No tiene sensibilidad poética, qué se va a hacer. Posteriormente vinieron los botones y la pregunta de cajón: quién era el autor de la idea. Todos sabíamos que había sido Eduardo, pero nadie dijo nada. Era lindo aquel silencio. Empezaron a llamar grupitos de cinco, y nos interrogaban en la beledía. Fue precisamente ahí que caí de boludo. En mi grupo, fui el primero de los cinco. El coso me pregunto si sabía de quien había sido la idea. Y le dije que mi idea había sido mía, pero que no sabía de quién había sido la idea de las otras rosas. Me pareció que esa boludez era el colmo de la habilidad. Pero no. el segundo dijo lo mismo: que la idea de su rosa había sido suya, pero que no sabía de quien había sido la de las otras rosas. Los otros tres dijeron lo mismo. Y no sé por qué misterioso conducto la martingala llego rápidamente al patio. Y cuando entró el segundo quinteto, las cinco respuestas fueron las mismas, Y así sucesivamente. A medida que el cansancio empezó a desfibrar la actitud inflexible de la primera media hora, algunos muchachos comenzaban a hacerme gestos de aprobación, de saludo y hasta de aplauso. Yo no tengo pasta de Héroe, pero debo confesar que empecé a sentirme contento. Había sido fácil. Y no sé de donde me había venido la idea, pero había dado resultado. Sin embargo, los milicos me marcaron. Por que fui el primero en dar explicación, deben haber pensado que yo era el líder o algo así. Me volvieron a llamar "Así que vos sos el autor intelectual" me dijo uno de bigotito fino, que además tenia un eccema asqueroso bajo el ojo. Empecé a decirle que simplemente se me había ocurrido traerle una rosa a la profe, por que era muy buena y enseñaba bien la materia. Que era nada menos que matemáticas. Lo que se llamaba una mentira piadosa. Por que a la tipa esa, jamás le entendí un corno, y además la odiaba, no por que fuera odiosa, sino por que enseñaba matemáticas. Pero el hombre no sólo no mostró el menos convencimiento por mi lúcido planteo, sino que me encajo una piña en el pómulo derecho, que rápidamente paso a primer plano. Es seguro que ese detalle habría servido para aumentar el volumen de mi prestigio en el patio. Pero no tuve la ocasión de inflar mi vanidad. Dos de los preguntones me agarraron de los brazos y me sacaron violentamente de la beledía, de allí a la canchita y ahí a la jefatura. De entrada les aclare que era menor y por lo tanto. Golpe en los riñones. Que eso estaba contra la ley. Patada en el tobillo. Ergo: Renuncio al tema de la minoría de edad. Me llevaron a una celdita repugnante: el olor a mierda me volteaba. Durante el mes que estuve allí me sacaron varias veces, solo para golpearme. Por lo general no hacían preguntas, se limitaban a darme la biaba. Ni picana ni submarino, apenas patadas y trompadas. Todo un privilegiado. Y tengo plena conciencia de hacerlo, ya que asistí a sesiones de picana y submarino. Creo que me llevaban para ablandarme. A mí me daba miedo, a quién no. Los torturados no eran menores como yo, pero tampoco eran veteranos. Había uno solo que era jovato, no se si tenía canas, por que siempre llevaba capucha. Pero se le veían las pulpas flojas como a la gente de treinta y cuatro. Pero cómo aguantaba ese viejo, los mas jóvenes no hablaban, no confesaban nada, ni decían los datos que los otros querían. Pero cuando les aplicaban la maquina gritaban como condenados. El jovato en cambio no les daba ni ese gusto. No sé ni siquiera si tenia voz gruesa o finita. Cerraba los puños y chau. Y cuando terminaba la sesión que a veces duraba horas. Salía caminando, ni siquiera se desmayaba. Uno de los muchachos parece que perdió el conocimiento y no lo recobro más. Eso les daba mucha bronca. Eso es lo peor que puede hacerles un detenido: morirse. Enseguida llaman al medico para que lo resucite. Y el doctor hijo de puta [el mismo que dice hasta que punto se puede torturar sin que el tipo se espiche] hace lo posible, pero a veces los finados son tercos, y no hay quien los convenza de que vuelvan a respirar. Entonces los tipos putean al médico y él no dice ni mu, porque claro, son capaces de torturarlo también a él. Mientras tanto al inerte le tiran agua le tiran agua en la cabeza, le pegan palmadas para que reaccione, es la única ocasión en que parecen apostar a la vida. Pero algunos los joden: se mueren. Y entonces vienen los mutuos reproches. Un día hubo dos que se agarraron a piñazos. Creí que se iba a aplicar la picana entre ellos, pero naturalmente no exageran. A mi me tenían encapuchado; Solo me sacaban la capucha cuando me llevaban de espectador. Algunas veces vomité, una de ellas sobre el pantalón de una tira. No lo hice adrede, pero no estuvo mal. Me la ligué, claro. Fue la noche que me dieron como en bolsa, creí que iba a terminar en la máquina, pero no. Se ve que tenían instrucciones: a los menores solo patadas y piñazos. Alguna vez pude hablar con dos de la celda vecina. Yo estaba solo en la mía, que era minúscula y maloliente, pero la de ellos era más amplia y por consiguiente más olor a mierda. Allí había como tres, un estudiante, un bancario y un obrero. Cuando se recuperaban un poco y empezaban a respirar normalmente, en seguida comenzaban a discutir: que el foco, que el partido, que las deformaciones pequeño burguesas, que el desviacionismo, que el revisionismo, y dale que dale. Igual que en las asambleas del liceo. A veces discutían tan violentamente que los gritos se escuchaban en todo el piso. Yo no entendía un carajo, tampoco ahora entiendo. La cana les aplicaba la máquina a los tres por igual. Ósea que para la cana los tres eran lo mismo: Pueblo. La cana sí tiene criterio unitario.
Un mes estuve, sin visitas, solo ropa para cambiarme, sin libros. En algún momento temí que me trajeran algún libro de matemáticas, como tortura adicional, pero ni eso. Entre patada y patada, entre pinazo y pinazo, me aburría como una ostra. Es claro que prefería aburrirme a que me doliera el hígado o los huevos. Una tarde creí que me habían fracturado una pierna, pero en una semana bajo la hinchazón. Al principio me hacían preguntas, después me amasijaban sin preguntarme. Sin embargo hay una cosa que debo reconocer, así como ya les dije que caí por boludo, creo que también por boludo salí. Por que tuve por lo menos esa coherencia: seguí hasta el fin con mi versión original y el poético origen de la rosa. No creo que se lo hayan creído, lo qué si deben haber pensado es que yo era mongólico o fronterizo. O quizá haya surtido algún efecto la conversa que tuvo el viejo con un ce-erre [para los ignaros: coronel retirado] que él conocía desde sus Épocas sanduceras. Aunque no es seguro, sobre todo porque, ese coronel esta ahora preso, así que no debía tener demasiada muñeca. O será subversivo, bah. Después me entere que el padre Barrientos había caído por que le encontraron un berretín en la sacristía, nada puede asombrarme. Con razón le gustaba tanto el "Cantar de los cantares" . Seguro que ese no cayó por boludo. Bueno, una mañana me sacaron la capucha, me hicieron dos chistecitos que recibí con razonable desconfianza, me devolvieron un bolígrafo, una cajita de preservativos, la billetera, y el cinto, todo lo cual me había sido quitado el primer día. Nadie menciono en cambio el reloj de oro, regalo del abuelo. Casi caigo en la inocencia de reclamarlo, pero un rápido vistazo me salvo de esa pifia: el tacho estaba muy brillante, en la muñeca del musculoso que me estaba otorgando la salida.
3.
Si voy a ser franco, Buenos Aires me gusta, y no es que la compare con el calabozo. Después de eso, claro, cualquier cosa esta bien. Sin embargo creo que me gustaría menos, si estuviera de turista. Tiene plazas, oh. Tiene Árboles, oh. Tiene grandes tiendas, oh. [este "oh" lo digo en nombre de mi vieja] La gente anda tal vez demasiada apurada para mi gusto, pero así y todo me cae simpática. Tiene pósters, oh. Tiene subte, oh. Tiene muchachas, oh. Nunca vi mujeres tan bien vestidas, bueno tampoco había salido hasta ahora de la tacita de plata. Mire que eran cursis los de antes. !tacita de plata! Ahora es una escupidera de lata, pero bah, tampoco hay que andarlo
pregonando. Baires tiene colectivos, oh. No tiene playas, ay. Eso si lo lamento, sin embargo, me gusta la ciudad. Lo incomodo son "los intercambios de disparos" pero cuando suena algún tableteo me meto en alguna galería, siempre hay una galería a mano. Suerte no?, ayer vi pasar a la presidenta, iba sentada muy derechita, casi como un maniquí, no se por qué siempre pienso en un maniquí, lo asocio con los cuentos que me decía mi viejo de los maniquíes de la Casa Spera. Era una sastrería de hombres, allá en Monte, calle Sarandí al costado de la catedral, parece que tenía unos maniquíes antiquísimos, y mi viejo dice que aunque les pusieran rostros nuevos, uno se daba cuenta de que eran contemporáneos del presidente Viera o del negro Gradín, de la llegada del plus ultra o de la tropue Oxford primera Época. Mi viejo decía además que ningún traje les quedaba bien, como si al maniquí gordo le hubieran puesto saco de maniquí flaco y viceversa, bueno la presidenta parecía un maniquí, pero no de la Casa Spera, epa, sino de Christian Dior.
Me paso recorriendo las calles. Todas son buenas para mí. A veces me tomo el subte y me bajo en una estación cualquiera, pienso por ejemplo: Voy hasta la primera que empiece con V, y entonces me clavo por que llego a Lacroze y no había ninguna que empezara con V y allá por Lacroze no hay mucho que ver. Pero entonces aprendo y pienso: voy hasta la primera que empiece con C, que es una letra más fácil, y tomo otra línea y me bajo en el Congreso. Y estuve fenómeno por que emerjo de las profundidades y estoy en una zona animadísima, llena de comercio y gente. Como a mi me gusta, y me vengo por Callao viendo las vidrieras y las muchachas, aunque sin apurar el trámite por que para unas y otras se precisa guita y yo estoy pelado, es decir con la escasísima que me dieron mis ancestros en Carrasco, y yo lo comprendo por que el viejo no había cobrado el sueldo [comunico, los ingenieros cobran honorarios, pero los casi ingenieros cobran solo sueldos] y la vieja tuvo que pedirle prestado al tío Felipe para mi pasaje. Y además me llevo unos días ir localizando los boliches baratos, por que aquí uno se desorienta y desalienta y de pronto ve un restorancito de morondaga y piensa aquí mismo, pero no es de morondanga, por que ahí lastran de vez en cuando Palito Ortega o Leonardo Fabio, y a los parroquianos los fajan y con razón por que no van por el bife de chorizo, si no por el autógrafo o por el chisme, y entonces de que se quejan. Así que sigo tranquilito por el Callao, entre derecha y después a la izquierda, descubrí una pizzería que parece de porquería y [por suerte] es una porquería, es decir allí no van los famosos, sino los ignotos de siempre, vendedoras de tienda con trajes naranja y cuellito marrón, laburantes varios que mientras comen ordenan papeles, y claro la pizza no es como la de Capri [por lo menos de las que se ven en películas norteamericanas que transcurren en Capri] y quizá por eso la siga eructando hasta el próximo desayuno. Ni comparación con la de Tasende, allá en Monte, que corríamos con la barra a la salida de la clase. Después de patiar treinta cuadras para ahorrar el trole.
Sin embargo no llego a la pizzería por que al cruzar Cangallo con cruz roja [uno tiene sus principios] escucho mi nombre pronunciado por una cascada voz femenina, que resulta ser la señora, Acuña, ex amiga íntima de mi vieja pero que de todos modos sigue siendo amiga no Intima. Y que está de paso por esta "ciudad divina" , donde a venido a hacer unas compritas aprovechando el tipo de cambio favorable "antes de que se den cuenta" y "estos ladrones lo ajusten de nuevo". Está con el marido y las nenas, una es de mi edad y la otra es de la suya. Y la de mi edad nació en Libra, igual que yo, y es la excepción estúpida que confirma la regla inteligente. El Señor Acuña tiene una cara de fatiga que da ídem, y se da un buen trabajo al resoplar con cierta calculada intermitencia a fin de que su esposa legal aquilate su sacrificio. Digo esposa legal, por que conozco a su amante clandestina, y el conoce que yo conozco: una vez los ví entrando taxi cómicamente en la modesta amueblada de calle Rivera, y la clandestina no estaba mal, el veterano no es zonzo, o sea que la nena no salió a él. De modo que cuando la señora Acuña dijo que ahora no me soltaban y que ahora tenía que cenar con ellos, así les contaba la historia de mis prisiones [no sé por qué la vetusta emplea el plural] , dije que si, por que el señor Acuña conoce que yo conozco, no va a ponerse amarrete con el menú, la nena que no tiene mi edad sino la suya y que ahora capte se llama Sonia, me sonrío permanentemente, y a mi no me gusta que me sonrían por que me pongo colorado y eso nunca es bueno, así que me pongo a mirar obstinadamente a la que tiene mi edad y es estúpida y se llama Dorita, porque como me da asco y principio de náuseas, me provoca una palidez cadavérica necesaria para compensar la roja vergüenza que me causa la sonrisa constante de Sonia. De modo que mirando intermitentemente a una y a otra, de las chicas, mis mejillas, mi nariz y mi frente adquieren un color natural que, sin embargo y como acabo de explicar, es cuidadosamente fabricado. La señora Acuña insiste con las prisiones y yo le aclaro, modestamente que solo fue una y que no pienso convertirla en plural. El señor Acuña, como conoce que yo conozco, festeja el chiste cual si fuera de Hupurmopo todo para quedar bien conmigo y cuidarse bien las espaldas, sin percatarse de que yo puedo ser
chantajista pero no demagogo. Sin embargo cuando Sonia me pregunta con la voz temblorosa, si me torturaron, narro mi historia con lujo de detalles, claro sin darle ninguna importancia, que es la forma mas segura de dársela. Dorita entonces me pone la mano sobre el brazo [náusea, palidez, etc.] y a Sonia se le mueven los dedos de la mano derecha, pero está demasiado lejos para tocarme. Con el fin de dominar mis tensiones, me consagro al jamón con melón, la milanesa con papas fritas, y el helado [doble] de dulce de leche. Todo acompañado por dos balones de rebosante cerveza. Sintetizando: pago juiciosamente el señor Acuña, poniéndole la firma al convenio tácito.
4.
Mi pensión tiene chinches y cucarachas, vive Dios, y las paredes sudan. Yo también, además hay un baño para siete habitaciones, que en realidades reducen a seis, pues una está ocupada por dos franchutes jóvenes, que no son lo que se dice fanáticos de la ducha, el tiene una melena que huele a estofado, y ella una sandalias que permiten a la opinión publica enterarse de sus uñas color azabache. Sin embargo, aparte de los franchutes, el problema es bastante grave, por que si a los efectos de la ducha somos seis habitaciones, en cambio a los efectos defecatorios volvemos a ser siete: los galos no se bañan en cambio exoneran el vientre con europea regularidad. Ósea que mi alojamiento no pertenece a la cadena del Hilton, ni a la cadena del Sheraton sino [apronten la carcajada] !a la cadena del Water! Lástima que no se me ocurrió este horrible chiste cuando estaba con el señor Acuña y su sagrada familia. Habría tenido que festejarlo, muy piola el, por que conoce que yo conozco. En la pensión que se llama, como es lógico, Hirondelle, por que la dueña dice que sus huéspedes somos aves de paso, en la pensión digo, hay mucha vida, Vamos a entendernos: cuando yo digo vida quiero decir relajo. Por ejemplo: en la pieza 3 reside un pugilista. El exige que lo llamen Pickpoket, por que se formó en la escuela británica, pero es muy largo como apodo, así que todos lo llaman Pick, o Picky, y el se enoja por que dice que es nombre de perro, pero a esta altura eso ya no importa por que el tercer apodo ingresó a lo que mi profe de historia llamaba: la tradición oral. En el número cuatro vive una parejita joven, de la cual [puesto que yo vivo en la 5] conozco involuntariamente todos sus ruidos amorosos, que en el caso de ella son sencillamente estereofónicos y que me obliga a imaginarla sin ropas con mas frecuencia de lo que yo quisiera. El marido, o lo que sea, se da cuenta de mi insoportable situación, pero en vez de tenerme piedad me toma el pelo y cuando se cruza conmigo en el pasillo me dice su estribillo capcioso "Ché, hoy te noto mas tubardo que ayer, ?que te sucede?" Yo puteo en silencio por respeto a la dama sonora, pero el se aleja riendo como el pájaro loco.
En el 6 viven los franchutes, cuyo aroma se cuela a veces por las rendijas, pero debo reconocer que nunca hacen ruidos venéreos. Ruidos de otro tipo si hacen, ya que el a veces toca la guitarra y cantan canciones de protesta, en un español que les sale directamente de las amígdalas. No se meten con nadie, si olieran mejor, les tendría simpatía.
En la 7 viven dos botijas , dos nenas, bah, que se la pasan escribiendo a máquina. A veces me despierto en la madrugada solo oigo las sirenas de la cana y la maquinita de ellas. ¿Que escribirán?
Aclaro que la 1 y la 2 no las tomo en cuenta por que son las que se reserva la patrona, cuyo nombre es Rosa. Doña Rosa se sabe [en realidad es imposible no saberlo], por que lo narra dos o tres veces por semana] que es viuda y que su marido fue peronista de la primera época, cuando Evita. Una tarde se puso confidencial y bajando la voz me dijo en tono cómplice: "Ahora el sería otra cosa ¿me comprende?".
5.
Tengo que conseguir trabajo, por que la guita se va acabando y no puedo estar pendiente, de lo que puedan mandarme los viejos que por otra parte, siempre va a ser poco. Ya fui a dos o tres comercios de Once que pedían personal en los avisos del clarín, pero no bien se enteran de que aún no tengo residencia, dicen un "no" conmovedor. Ahorro hasta en los puchos, pero me parece un sacrificio idiota. Además hay veces que me viene incontenibles ganas de fumar y no tengo. Menos mal que ayer me encontré al flaco Diego y le estuve mangueando puchos toda la santa noche. También vino rajado de la cana. Es claro que la paso bastante peor, por que no cayó por boludo como yo, si no por mas prestigiosas razones. Dos veces lo agarraron [la primera, escribiendo con aerosol en los muros del cementerio Buceo una consigna contra los milicos, y la segunda con un volante que no era precisamente oficialista].
Las dos veces lo movieron lindo, con picana y todo, se aguanto como un tronco y lo largaron. Pero el se dijo "La tercera es la vencida" y se tomó el aliscafo de Villadiego.
Yo lo conocía poco, por que él me lleva como cuatro años y además el siempre militaba. "Así que vos también sonaste", me dijo, cúan amable "Quien lo iba a decir, con lo que siempre te cuidaste" es difícil explicarle a un tipo como él, mas quemado que el ave Fénix, por que yo no militaba. Traté de decírselo, pero no entendía. "Excusas, botija, excusas". Me revienta que un carajito, que apenas me lleva cuatro años, me diga "botija" con ese dejo sobrador "Ta’ bien, ta’ bien, pero y ahora ?vas a militar?" le pregunto como quiere milite en este caos. No se por que se me ocurrió decir caos. "Siempre se puede" dice el, le aclaro que antes que nada tengo que hallar trabajo "Si, eso esta bien, yo ya estoy laburando, si querés te ayudo" claro que quiero,
anotó un nombre y una dirección, tengo que ir mañana "ahora vení conmigo" caminamos como veinte cuadras, yo hubiera tomado colectivo, pero el dice que cuando se lleva una vida sedentaria, es muy útil el caminar, eso ayuda a la circulación. Mi tío Felipe, que es naturista, dice las misma aburrideses, por fin nos detenemos frente a un edificio de varios pisos. Subimos hasta el 15. Un tipo de pelo largo y con colgajos nos abre la puerta. Hay como quince, todos jóvenes. Discuten, pero no puedo enterarme sobre que, la terminología me pasa por encima del jopo. No pesco ni una. En un rincón está una piba que casi nunca participa. Tiene cara de tedio, pero es ella que me dice.:"¿te aburrís?" me encojo de hombros, tal vez sea un encogimiento afirmativo por que ella me dice "vení" y se mete por un pasillo, yo la sigo, y subimos por una escalera de madera, con alfombra. No es un apartamento común sino un "penthouse". Después de la escalera salímos a una galería y de ahí a un jardín. Si hay un jardín, con árboles y todo , y es un piso 15. También hay sillas, mesas y algo así como un sofá veraniego, "vení" vuelve a decir y se sienta en el sofá. Yo me siento también y por primera vez la miro con atención; por las dudas sonrío. Es morocha, de ojos lindos, oscuros, será de mi edad o un poco mas. El escote es profundo. No está mal. "¿Te gusto?" pregunta muy serena. Es probable que se me haya depravado un poco la sonrisa.
Hay algo de maternal en su carita y a mi siempre me gustaron las madres. "Bueno si, sobre todo como anticipo" Ella ríe francamente, y sin desabrocharse siquiera la chaqueta, puesto que hay espacio suficiente, saca un pechito limpio. Yo me siento autorizado a ayudarla, pero ella me frena de manera inequívoca "no pienses mal. De todos modos es imposible. Regla de tres compuesta ¿tamos?" Y como dejo traslucir cierto desencanto, agrega: "perdón, perdón. Lo hice solo por que te vi tan aburrido" y guarda otra vez el pechito.
Mario Benedetti
1.
No sé por qué pero cuando los viejos fueron a despedirme a Carrasco, y sobre todo cuando iba camino del avión y miré hacia arriba y los vi juntos, y a la vez separados, levantando las manos para saludarme, la vieja arrimando los nudillos a los lentes por que seguramente habría aparecido algún lagrimón, y yo mismo carajo, refregándome un ojo con la mano que me quedaba libre, bueno cuando los vi allí, como la pareja inexplicable que siempre fueron, quizás mas unidos por mí, me vino de alguna parte un lejanísimo recuerdo, tan lejano que al principio creí que no era mío, pero si era, porque después, en el avión, ósea ahora, sentado en la fila nueve [donde esta la puerta de emergencia y hay más sitio para acomodar estas largas piernas que Dios me ha dado] me pongo a completar el recuerdito, y lo voy apuntando con detalles, hasta que casi lo reconstruyo del todo, y decido empezar precisamente con él esta libreta de apuntes, que acaso nadie lea, o quizá sí. Y es de este modo: la familia estaba almorzando, es decir los mayores: mi viejo y mi vieja [que entonces era menos viejo] el abuelo y el tío, y quizá alguien más, y yo, que tenía cuatro o cinco años, andaba en el triciclo recién estrenado, y me iba al jardín y entraba otra vez haciendo un ruido con la boca que creía igualito al del Ómnibus interdepartamental, y el viejo me hacia señas para que no armara tanto bochinche y yo no le hacía caso. Y de pronto vino y en medio de uno de mis mejores bocinazos me agarró de la oreja y vi hasta la constelación de Orión, aunque en ese entonces desconocía su nombre. Por aquellos tiempos no era vengativo. Tampoco ahora lo soy, pero vaya a saber por qué mecanismo emocional, o simplemente deportivo, dejé con toda frialdad el triciclo frente a la puerta arrime una silla, me senté junto a mi tío, y le zampé al viejo este inesperado testimonio "Anoche miré bajo la mesa, y vos y Clarita tenían las piernas juntas" Mamá abrió unos ojos de este tamaño, no me lo olvido; el viejo apretó los labios y me miró con una terrible resignación. Casi como un anticristo que ordenara: "Impedid que los niños vengan a mí" o quizá sencillamente: "Botija podrido" lo cierto es que a partir de ese momento el viejo y la vieja pasaron como tres meses sin hablarse. Y mamá me sugería en voz alta "decíle a tu padre que te dé dinero para la leche." Y el viejo también tenía su iniciativa: "Decíle a tu madre que hoy no vendré a cenar." Por supuesto, Clarita no se apareció más por nuestro hogar dulce hogar y hoy me atrevo a creer que al viejo le gustaba mucho aquella gurisa [como diez anos menor que él y como cinco menor que mi mamá] delgada, rubia, de ojos verdolaga, con cara de sueño, no de pesadilla, y que tenía un modo tranquilo de mirar, y manos delgadas y suaves, con unas venitas azules, casi imperceptibles que todo el mundo percibía, incluso un estúpido de cinco [o serían seis?] años como el suscrito. Por que en verdad se necesita ser estúpido para haberle arruinado la vida al pobre viejo con ese comentario jodido. Sobre todo por qué creo que a Clarita también le gustaba el viejo. Simplemente habrá tenido miedo de la presencia acalambrante de mamá, que desde el pique le tomo cierta inquina. Yo no diría que eran celos de esposa desconfiada. Mas bien se trataba de un odio hecho y derecho, cultivado lentamente y palmo a palmo.
Cuando la azafata se acerca a ofrecerme la coca cola de rigor, estoy en pleno mea culpa. Nadie me quita el marote que con esa maldita intervención, lo siniestre para siempre al viejo. Porque ya entonces se llevaba muy mal con la vieja. Casi diría que no se llevaban. Nunca he visto dos tipos tan distintos y tan desechos el uno para el otro. el viejo siempre fue un sujeto sensible, cálido, demasiado tímido, para mi gusto, todo lo culto que puede ser un casi ingeniero [que no es lo mismo, pero siempre un poquito más que un ingeniero] Siempre a sido un buen lector, le gusta la pintura y la música, y por suerte no cree, como alguno de sus casi colegas, que la vida es un logaritmo. Mamá en cambio es bastante terca [para plantearlo sin subjetivismo, cosa vedada a un hijo amantísimo, habría que decir que es terca como una mula] reseca en sus sentimientos [solo se conmueve con sus penurias, nunca con las ajenas], orgullosa de su enciclopédica ignorancia, refracta a la lectura y a las artes en general, hábil en tareas manuales, de buen fondo [aunque para encontrarlo haya que hacer tremenda prospección], más propensa al reproche que a la tolerancia, en fin: un hueso duro de roer. Creo que hubo dos cosas que impidieron dos cosas para la verdadera liberación [también llamada segunda independencia] del viejo: a) mi investigación en la submesa que hizo fracasar desde el inicio una relación que prometía, y b) el incurable catolicismo de mi progenitor, que le nublaba siempre la posibilidad de un divorcio que después de todo habría sido su salvación y su rescate,. Si me atengo a mis vagos recuerdos Clarita era alegre, tan simpática que hasta me había conquistado a mí. Mas de una vez he pensado, ahora que ya tengo mis diecisiete años [por otra parte, dignamente cumplidos en una celda] que me gustaría encontrar, no ha Clarita, claro, ya que hoy debe ser, si todavía vive, una vieja de treinta y ocho anos, pero si a una mujercita que fuese hoy como era Clarita cuando arrimaba, bajo la mesa, sus lindas piernas a los pantalones del viejo.
2.
Lo que paso en estos últimos meses debe haber sido una de las pocas cosas que han unido a mis padres, Sintetizando: estuve en cana. Por eso estaban tan emocionados en el aeropuerto, ahora que por fin consiguieron mandarme a Buenos Aires. Comprendo que para ellos es una tranquilidad. Para mi también. No quiero ver otra celda ni en película. De ahora en adelante, las películas se dividen para mI en dos categorías: las que tienen cárceles y las que no. Solo pienso ver las de la segunda categoría. Con solo 34 días, quede podrido de cárceles. Agote el tema como quien dice, eso si para que ustedes [¿quiénes son ustedes?] no se hagan ilusiones pensando que soy un joven revolucionario, o un rebelde con causa, o cualquiera de esas categorías insignes, quiero aclarar también que no caí por razones políticas sino por boludo. Para mi es doloroso confesarlo, pero esa es la ingrata verdad: caí por boludo. Nunca me metí en política, lo confieso. En mi clase habían algunos que no se metían en política por que les gustaba estudiar, y la política quita tiempo, eso es cierto. Pero a mi no me gusta estudiar. De mi se puede decir cualquier cosa, menos que soy un traga. Ósea que en mi clase era el único ejemplar de una especia a punto de extinguirse: la de aquellos que no aman ni el estudio ni la política. Aclaro que tampoco era un caso perdido: siempre pasé de año, ósea que estudié lo estrictamente necesario. Mas bien diría que con atender al profe cuando se mandaba la lata, ya me alcanzaba. Tengo la apreciable virtud de que los datos, las fechas, las formulas y los nombres se me fijan indeleblemente en el mate. Tampoco vayan a pensar que en política soy totalmente indiferente. Si estoy contra las matemáticas ¿cómo no voy a estar contra el fascismo? A mí no me gusta que nadie me empuje, y mucho menos que me empujen con una metralleta. Eso está claro. Lo que no me gusta de la militancia política son las interminables discusiones, las votaciones a la madrugada, y sobre todo la autocrítica, que me trae recuerdos de mis aguadas Épocas del confesionario, otra cosa que tampoco me gustaba. Y no porque haya tenido o tenga nada que esconder. Nada importante, quiero decir. Uno siempre tiene algo que esconder. Pero nunca tuve una culpa gorda para el confesionario o la autocrítica. Tal vez por eso no me gusta. Quizás les tenga un poco de envidia a esos tipos que disfrutan relatando sus pecados mortales al cura atónito, o vociferando sus resabios pequeño burgueses en una asamblea estudiantil. Sin embargo, no caí [repito] por las buenas razones sino por boludo. Resulta que el 22 se conmemoraba un ano de la muerte de Merceditas Pombo, quizás hayan visto el nombre en los diarios [no en los de Monte sino en los de Baires], una piba de primera que se les murió en la maquina, dicen que le aplicaron el submarino seco, y como ella era asmática ¿no? Bueno la iniciativa empezó a crecer de a poco [la idea original fue de Eduardo] y al final el programa se redondeo: el Jueves teníamos todos que venir con una rosa roja y dejarla en la mesa del [o de la] profe. La operación se hizo en un secreto total. Como yo nunca milité, me dejaron para el final, pero igual les dije que sI. Cuando no hay reuniones interminables ni votaciones de madrugada ni autocrítica, siempre los acompaño. Además eso de traer una rosa roja me gusto. Era una provocación, como les diré, poética; una provocación imaginativa. Y traje la rosa, que capiangue del jardín vecino de un te-erre ósea [para los ignaros] teniente retirado. Todos trajeron su rosa y las fueron dejando, no falló ni uno. Entonces nos sacaron de las aulas y nos pusieron en el patio, contra la pared. No tiene sensibilidad poética, qué se va a hacer. Posteriormente vinieron los botones y la pregunta de cajón: quién era el autor de la idea. Todos sabíamos que había sido Eduardo, pero nadie dijo nada. Era lindo aquel silencio. Empezaron a llamar grupitos de cinco, y nos interrogaban en la beledía. Fue precisamente ahí que caí de boludo. En mi grupo, fui el primero de los cinco. El coso me pregunto si sabía de quien había sido la idea. Y le dije que mi idea había sido mía, pero que no sabía de quién había sido la idea de las otras rosas. Me pareció que esa boludez era el colmo de la habilidad. Pero no. el segundo dijo lo mismo: que la idea de su rosa había sido suya, pero que no sabía de quien había sido la de las otras rosas. Los otros tres dijeron lo mismo. Y no sé por qué misterioso conducto la martingala llego rápidamente al patio. Y cuando entró el segundo quinteto, las cinco respuestas fueron las mismas, Y así sucesivamente. A medida que el cansancio empezó a desfibrar la actitud inflexible de la primera media hora, algunos muchachos comenzaban a hacerme gestos de aprobación, de saludo y hasta de aplauso. Yo no tengo pasta de Héroe, pero debo confesar que empecé a sentirme contento. Había sido fácil. Y no sé de donde me había venido la idea, pero había dado resultado. Sin embargo, los milicos me marcaron. Por que fui el primero en dar explicación, deben haber pensado que yo era el líder o algo así. Me volvieron a llamar "Así que vos sos el autor intelectual" me dijo uno de bigotito fino, que además tenia un eccema asqueroso bajo el ojo. Empecé a decirle que simplemente se me había ocurrido traerle una rosa a la profe, por que era muy buena y enseñaba bien la materia. Que era nada menos que matemáticas. Lo que se llamaba una mentira piadosa. Por que a la tipa esa, jamás le entendí un corno, y además la odiaba, no por que fuera odiosa, sino por que enseñaba matemáticas. Pero el hombre no sólo no mostró el menos convencimiento por mi lúcido planteo, sino que me encajo una piña en el pómulo derecho, que rápidamente paso a primer plano. Es seguro que ese detalle habría servido para aumentar el volumen de mi prestigio en el patio. Pero no tuve la ocasión de inflar mi vanidad. Dos de los preguntones me agarraron de los brazos y me sacaron violentamente de la beledía, de allí a la canchita y ahí a la jefatura. De entrada les aclare que era menor y por lo tanto. Golpe en los riñones. Que eso estaba contra la ley. Patada en el tobillo. Ergo: Renuncio al tema de la minoría de edad. Me llevaron a una celdita repugnante: el olor a mierda me volteaba. Durante el mes que estuve allí me sacaron varias veces, solo para golpearme. Por lo general no hacían preguntas, se limitaban a darme la biaba. Ni picana ni submarino, apenas patadas y trompadas. Todo un privilegiado. Y tengo plena conciencia de hacerlo, ya que asistí a sesiones de picana y submarino. Creo que me llevaban para ablandarme. A mí me daba miedo, a quién no. Los torturados no eran menores como yo, pero tampoco eran veteranos. Había uno solo que era jovato, no se si tenía canas, por que siempre llevaba capucha. Pero se le veían las pulpas flojas como a la gente de treinta y cuatro. Pero cómo aguantaba ese viejo, los mas jóvenes no hablaban, no confesaban nada, ni decían los datos que los otros querían. Pero cuando les aplicaban la maquina gritaban como condenados. El jovato en cambio no les daba ni ese gusto. No sé ni siquiera si tenia voz gruesa o finita. Cerraba los puños y chau. Y cuando terminaba la sesión que a veces duraba horas. Salía caminando, ni siquiera se desmayaba. Uno de los muchachos parece que perdió el conocimiento y no lo recobro más. Eso les daba mucha bronca. Eso es lo peor que puede hacerles un detenido: morirse. Enseguida llaman al medico para que lo resucite. Y el doctor hijo de puta [el mismo que dice hasta que punto se puede torturar sin que el tipo se espiche] hace lo posible, pero a veces los finados son tercos, y no hay quien los convenza de que vuelvan a respirar. Entonces los tipos putean al médico y él no dice ni mu, porque claro, son capaces de torturarlo también a él. Mientras tanto al inerte le tiran agua le tiran agua en la cabeza, le pegan palmadas para que reaccione, es la única ocasión en que parecen apostar a la vida. Pero algunos los joden: se mueren. Y entonces vienen los mutuos reproches. Un día hubo dos que se agarraron a piñazos. Creí que se iba a aplicar la picana entre ellos, pero naturalmente no exageran. A mi me tenían encapuchado; Solo me sacaban la capucha cuando me llevaban de espectador. Algunas veces vomité, una de ellas sobre el pantalón de una tira. No lo hice adrede, pero no estuvo mal. Me la ligué, claro. Fue la noche que me dieron como en bolsa, creí que iba a terminar en la máquina, pero no. Se ve que tenían instrucciones: a los menores solo patadas y piñazos. Alguna vez pude hablar con dos de la celda vecina. Yo estaba solo en la mía, que era minúscula y maloliente, pero la de ellos era más amplia y por consiguiente más olor a mierda. Allí había como tres, un estudiante, un bancario y un obrero. Cuando se recuperaban un poco y empezaban a respirar normalmente, en seguida comenzaban a discutir: que el foco, que el partido, que las deformaciones pequeño burguesas, que el desviacionismo, que el revisionismo, y dale que dale. Igual que en las asambleas del liceo. A veces discutían tan violentamente que los gritos se escuchaban en todo el piso. Yo no entendía un carajo, tampoco ahora entiendo. La cana les aplicaba la máquina a los tres por igual. Ósea que para la cana los tres eran lo mismo: Pueblo. La cana sí tiene criterio unitario.
Un mes estuve, sin visitas, solo ropa para cambiarme, sin libros. En algún momento temí que me trajeran algún libro de matemáticas, como tortura adicional, pero ni eso. Entre patada y patada, entre pinazo y pinazo, me aburría como una ostra. Es claro que prefería aburrirme a que me doliera el hígado o los huevos. Una tarde creí que me habían fracturado una pierna, pero en una semana bajo la hinchazón. Al principio me hacían preguntas, después me amasijaban sin preguntarme. Sin embargo hay una cosa que debo reconocer, así como ya les dije que caí por boludo, creo que también por boludo salí. Por que tuve por lo menos esa coherencia: seguí hasta el fin con mi versión original y el poético origen de la rosa. No creo que se lo hayan creído, lo qué si deben haber pensado es que yo era mongólico o fronterizo. O quizá haya surtido algún efecto la conversa que tuvo el viejo con un ce-erre [para los ignaros: coronel retirado] que él conocía desde sus Épocas sanduceras. Aunque no es seguro, sobre todo porque, ese coronel esta ahora preso, así que no debía tener demasiada muñeca. O será subversivo, bah. Después me entere que el padre Barrientos había caído por que le encontraron un berretín en la sacristía, nada puede asombrarme. Con razón le gustaba tanto el "Cantar de los cantares" . Seguro que ese no cayó por boludo. Bueno, una mañana me sacaron la capucha, me hicieron dos chistecitos que recibí con razonable desconfianza, me devolvieron un bolígrafo, una cajita de preservativos, la billetera, y el cinto, todo lo cual me había sido quitado el primer día. Nadie menciono en cambio el reloj de oro, regalo del abuelo. Casi caigo en la inocencia de reclamarlo, pero un rápido vistazo me salvo de esa pifia: el tacho estaba muy brillante, en la muñeca del musculoso que me estaba otorgando la salida.
3.
Si voy a ser franco, Buenos Aires me gusta, y no es que la compare con el calabozo. Después de eso, claro, cualquier cosa esta bien. Sin embargo creo que me gustaría menos, si estuviera de turista. Tiene plazas, oh. Tiene Árboles, oh. Tiene grandes tiendas, oh. [este "oh" lo digo en nombre de mi vieja] La gente anda tal vez demasiada apurada para mi gusto, pero así y todo me cae simpática. Tiene pósters, oh. Tiene subte, oh. Tiene muchachas, oh. Nunca vi mujeres tan bien vestidas, bueno tampoco había salido hasta ahora de la tacita de plata. Mire que eran cursis los de antes. !tacita de plata! Ahora es una escupidera de lata, pero bah, tampoco hay que andarlo
pregonando. Baires tiene colectivos, oh. No tiene playas, ay. Eso si lo lamento, sin embargo, me gusta la ciudad. Lo incomodo son "los intercambios de disparos" pero cuando suena algún tableteo me meto en alguna galería, siempre hay una galería a mano. Suerte no?, ayer vi pasar a la presidenta, iba sentada muy derechita, casi como un maniquí, no se por qué siempre pienso en un maniquí, lo asocio con los cuentos que me decía mi viejo de los maniquíes de la Casa Spera. Era una sastrería de hombres, allá en Monte, calle Sarandí al costado de la catedral, parece que tenía unos maniquíes antiquísimos, y mi viejo dice que aunque les pusieran rostros nuevos, uno se daba cuenta de que eran contemporáneos del presidente Viera o del negro Gradín, de la llegada del plus ultra o de la tropue Oxford primera Época. Mi viejo decía además que ningún traje les quedaba bien, como si al maniquí gordo le hubieran puesto saco de maniquí flaco y viceversa, bueno la presidenta parecía un maniquí, pero no de la Casa Spera, epa, sino de Christian Dior.
Me paso recorriendo las calles. Todas son buenas para mí. A veces me tomo el subte y me bajo en una estación cualquiera, pienso por ejemplo: Voy hasta la primera que empiece con V, y entonces me clavo por que llego a Lacroze y no había ninguna que empezara con V y allá por Lacroze no hay mucho que ver. Pero entonces aprendo y pienso: voy hasta la primera que empiece con C, que es una letra más fácil, y tomo otra línea y me bajo en el Congreso. Y estuve fenómeno por que emerjo de las profundidades y estoy en una zona animadísima, llena de comercio y gente. Como a mi me gusta, y me vengo por Callao viendo las vidrieras y las muchachas, aunque sin apurar el trámite por que para unas y otras se precisa guita y yo estoy pelado, es decir con la escasísima que me dieron mis ancestros en Carrasco, y yo lo comprendo por que el viejo no había cobrado el sueldo [comunico, los ingenieros cobran honorarios, pero los casi ingenieros cobran solo sueldos] y la vieja tuvo que pedirle prestado al tío Felipe para mi pasaje. Y además me llevo unos días ir localizando los boliches baratos, por que aquí uno se desorienta y desalienta y de pronto ve un restorancito de morondaga y piensa aquí mismo, pero no es de morondanga, por que ahí lastran de vez en cuando Palito Ortega o Leonardo Fabio, y a los parroquianos los fajan y con razón por que no van por el bife de chorizo, si no por el autógrafo o por el chisme, y entonces de que se quejan. Así que sigo tranquilito por el Callao, entre derecha y después a la izquierda, descubrí una pizzería que parece de porquería y [por suerte] es una porquería, es decir allí no van los famosos, sino los ignotos de siempre, vendedoras de tienda con trajes naranja y cuellito marrón, laburantes varios que mientras comen ordenan papeles, y claro la pizza no es como la de Capri [por lo menos de las que se ven en películas norteamericanas que transcurren en Capri] y quizá por eso la siga eructando hasta el próximo desayuno. Ni comparación con la de Tasende, allá en Monte, que corríamos con la barra a la salida de la clase. Después de patiar treinta cuadras para ahorrar el trole.
Sin embargo no llego a la pizzería por que al cruzar Cangallo con cruz roja [uno tiene sus principios] escucho mi nombre pronunciado por una cascada voz femenina, que resulta ser la señora, Acuña, ex amiga íntima de mi vieja pero que de todos modos sigue siendo amiga no Intima. Y que está de paso por esta "ciudad divina" , donde a venido a hacer unas compritas aprovechando el tipo de cambio favorable "antes de que se den cuenta" y "estos ladrones lo ajusten de nuevo". Está con el marido y las nenas, una es de mi edad y la otra es de la suya. Y la de mi edad nació en Libra, igual que yo, y es la excepción estúpida que confirma la regla inteligente. El Señor Acuña tiene una cara de fatiga que da ídem, y se da un buen trabajo al resoplar con cierta calculada intermitencia a fin de que su esposa legal aquilate su sacrificio. Digo esposa legal, por que conozco a su amante clandestina, y el conoce que yo conozco: una vez los ví entrando taxi cómicamente en la modesta amueblada de calle Rivera, y la clandestina no estaba mal, el veterano no es zonzo, o sea que la nena no salió a él. De modo que cuando la señora Acuña dijo que ahora no me soltaban y que ahora tenía que cenar con ellos, así les contaba la historia de mis prisiones [no sé por qué la vetusta emplea el plural] , dije que si, por que el señor Acuña conoce que yo conozco, no va a ponerse amarrete con el menú, la nena que no tiene mi edad sino la suya y que ahora capte se llama Sonia, me sonrío permanentemente, y a mi no me gusta que me sonrían por que me pongo colorado y eso nunca es bueno, así que me pongo a mirar obstinadamente a la que tiene mi edad y es estúpida y se llama Dorita, porque como me da asco y principio de náuseas, me provoca una palidez cadavérica necesaria para compensar la roja vergüenza que me causa la sonrisa constante de Sonia. De modo que mirando intermitentemente a una y a otra, de las chicas, mis mejillas, mi nariz y mi frente adquieren un color natural que, sin embargo y como acabo de explicar, es cuidadosamente fabricado. La señora Acuña insiste con las prisiones y yo le aclaro, modestamente que solo fue una y que no pienso convertirla en plural. El señor Acuña, como conoce que yo conozco, festeja el chiste cual si fuera de Hupurmopo todo para quedar bien conmigo y cuidarse bien las espaldas, sin percatarse de que yo puedo ser
chantajista pero no demagogo. Sin embargo cuando Sonia me pregunta con la voz temblorosa, si me torturaron, narro mi historia con lujo de detalles, claro sin darle ninguna importancia, que es la forma mas segura de dársela. Dorita entonces me pone la mano sobre el brazo [náusea, palidez, etc.] y a Sonia se le mueven los dedos de la mano derecha, pero está demasiado lejos para tocarme. Con el fin de dominar mis tensiones, me consagro al jamón con melón, la milanesa con papas fritas, y el helado [doble] de dulce de leche. Todo acompañado por dos balones de rebosante cerveza. Sintetizando: pago juiciosamente el señor Acuña, poniéndole la firma al convenio tácito.
4.
Mi pensión tiene chinches y cucarachas, vive Dios, y las paredes sudan. Yo también, además hay un baño para siete habitaciones, que en realidades reducen a seis, pues una está ocupada por dos franchutes jóvenes, que no son lo que se dice fanáticos de la ducha, el tiene una melena que huele a estofado, y ella una sandalias que permiten a la opinión publica enterarse de sus uñas color azabache. Sin embargo, aparte de los franchutes, el problema es bastante grave, por que si a los efectos de la ducha somos seis habitaciones, en cambio a los efectos defecatorios volvemos a ser siete: los galos no se bañan en cambio exoneran el vientre con europea regularidad. Ósea que mi alojamiento no pertenece a la cadena del Hilton, ni a la cadena del Sheraton sino [apronten la carcajada] !a la cadena del Water! Lástima que no se me ocurrió este horrible chiste cuando estaba con el señor Acuña y su sagrada familia. Habría tenido que festejarlo, muy piola el, por que conoce que yo conozco. En la pensión que se llama, como es lógico, Hirondelle, por que la dueña dice que sus huéspedes somos aves de paso, en la pensión digo, hay mucha vida, Vamos a entendernos: cuando yo digo vida quiero decir relajo. Por ejemplo: en la pieza 3 reside un pugilista. El exige que lo llamen Pickpoket, por que se formó en la escuela británica, pero es muy largo como apodo, así que todos lo llaman Pick, o Picky, y el se enoja por que dice que es nombre de perro, pero a esta altura eso ya no importa por que el tercer apodo ingresó a lo que mi profe de historia llamaba: la tradición oral. En el número cuatro vive una parejita joven, de la cual [puesto que yo vivo en la 5] conozco involuntariamente todos sus ruidos amorosos, que en el caso de ella son sencillamente estereofónicos y que me obliga a imaginarla sin ropas con mas frecuencia de lo que yo quisiera. El marido, o lo que sea, se da cuenta de mi insoportable situación, pero en vez de tenerme piedad me toma el pelo y cuando se cruza conmigo en el pasillo me dice su estribillo capcioso "Ché, hoy te noto mas tubardo que ayer, ?que te sucede?" Yo puteo en silencio por respeto a la dama sonora, pero el se aleja riendo como el pájaro loco.
En el 6 viven los franchutes, cuyo aroma se cuela a veces por las rendijas, pero debo reconocer que nunca hacen ruidos venéreos. Ruidos de otro tipo si hacen, ya que el a veces toca la guitarra y cantan canciones de protesta, en un español que les sale directamente de las amígdalas. No se meten con nadie, si olieran mejor, les tendría simpatía.
En la 7 viven dos botijas , dos nenas, bah, que se la pasan escribiendo a máquina. A veces me despierto en la madrugada solo oigo las sirenas de la cana y la maquinita de ellas. ¿Que escribirán?
Aclaro que la 1 y la 2 no las tomo en cuenta por que son las que se reserva la patrona, cuyo nombre es Rosa. Doña Rosa se sabe [en realidad es imposible no saberlo], por que lo narra dos o tres veces por semana] que es viuda y que su marido fue peronista de la primera época, cuando Evita. Una tarde se puso confidencial y bajando la voz me dijo en tono cómplice: "Ahora el sería otra cosa ¿me comprende?".
5.
Tengo que conseguir trabajo, por que la guita se va acabando y no puedo estar pendiente, de lo que puedan mandarme los viejos que por otra parte, siempre va a ser poco. Ya fui a dos o tres comercios de Once que pedían personal en los avisos del clarín, pero no bien se enteran de que aún no tengo residencia, dicen un "no" conmovedor. Ahorro hasta en los puchos, pero me parece un sacrificio idiota. Además hay veces que me viene incontenibles ganas de fumar y no tengo. Menos mal que ayer me encontré al flaco Diego y le estuve mangueando puchos toda la santa noche. También vino rajado de la cana. Es claro que la paso bastante peor, por que no cayó por boludo como yo, si no por mas prestigiosas razones. Dos veces lo agarraron [la primera, escribiendo con aerosol en los muros del cementerio Buceo una consigna contra los milicos, y la segunda con un volante que no era precisamente oficialista].
Las dos veces lo movieron lindo, con picana y todo, se aguanto como un tronco y lo largaron. Pero el se dijo "La tercera es la vencida" y se tomó el aliscafo de Villadiego.
Yo lo conocía poco, por que él me lleva como cuatro años y además el siempre militaba. "Así que vos también sonaste", me dijo, cúan amable "Quien lo iba a decir, con lo que siempre te cuidaste" es difícil explicarle a un tipo como él, mas quemado que el ave Fénix, por que yo no militaba. Traté de decírselo, pero no entendía. "Excusas, botija, excusas". Me revienta que un carajito, que apenas me lleva cuatro años, me diga "botija" con ese dejo sobrador "Ta’ bien, ta’ bien, pero y ahora ?vas a militar?" le pregunto como quiere milite en este caos. No se por que se me ocurrió decir caos. "Siempre se puede" dice el, le aclaro que antes que nada tengo que hallar trabajo "Si, eso esta bien, yo ya estoy laburando, si querés te ayudo" claro que quiero,
anotó un nombre y una dirección, tengo que ir mañana "ahora vení conmigo" caminamos como veinte cuadras, yo hubiera tomado colectivo, pero el dice que cuando se lleva una vida sedentaria, es muy útil el caminar, eso ayuda a la circulación. Mi tío Felipe, que es naturista, dice las misma aburrideses, por fin nos detenemos frente a un edificio de varios pisos. Subimos hasta el 15. Un tipo de pelo largo y con colgajos nos abre la puerta. Hay como quince, todos jóvenes. Discuten, pero no puedo enterarme sobre que, la terminología me pasa por encima del jopo. No pesco ni una. En un rincón está una piba que casi nunca participa. Tiene cara de tedio, pero es ella que me dice.:"¿te aburrís?" me encojo de hombros, tal vez sea un encogimiento afirmativo por que ella me dice "vení" y se mete por un pasillo, yo la sigo, y subimos por una escalera de madera, con alfombra. No es un apartamento común sino un "penthouse". Después de la escalera salímos a una galería y de ahí a un jardín. Si hay un jardín, con árboles y todo , y es un piso 15. También hay sillas, mesas y algo así como un sofá veraniego, "vení" vuelve a decir y se sienta en el sofá. Yo me siento también y por primera vez la miro con atención; por las dudas sonrío. Es morocha, de ojos lindos, oscuros, será de mi edad o un poco mas. El escote es profundo. No está mal. "¿Te gusto?" pregunta muy serena. Es probable que se me haya depravado un poco la sonrisa.
Hay algo de maternal en su carita y a mi siempre me gustaron las madres. "Bueno si, sobre todo como anticipo" Ella ríe francamente, y sin desabrocharse siquiera la chaqueta, puesto que hay espacio suficiente, saca un pechito limpio. Yo me siento autorizado a ayudarla, pero ella me frena de manera inequívoca "no pienses mal. De todos modos es imposible. Regla de tres compuesta ¿tamos?" Y como dejo traslucir cierto desencanto, agrega: "perdón, perdón. Lo hice solo por que te vi tan aburrido" y guarda otra vez el pechito.
Cuentos de la India
El león y la cigüeña
Una vez, en el tiempo en que Brahama reinaba en Benarés, estaba un enorme y fiero león devorando su recién cazada presa, cuando se atragantó con un hueso. Irritósele la garganta de tal manera, que el pobre animal pasó varios días sin poder probar bocado. Y sufriendo terriblemente.
Una cigüeña, que le contemplaba desde un árbol, le preguntó una mañana, al ver cómo se retorcía de dolor:
- ¿Qué os pasa, amigo?
El león explicó con apagada voz el motivo de su sufrimiento.
- Yo podría libraros de ese hueso -dijo la cigüeña cuando el otro animal cesó de hablar,- pero no me atrevo a hacerlo por miedo a que me devoréis.
- No temas -contestó el león, que como rey de los animales hablaba de tú a todo el mundo.- No te devoraré. Te suplico que me libres enseguida del estorbo que tanto daño me hace y que no me deja comer.
- Confío en vuestra palabra. Echaos sobre la espalda y abrid bien la boca.
La fiera hizo lo que le indicaba la cigüeña. Entonces el ave, no queriendo ahorrarse ninguna seguridad, colocó un palo entre las dos imponentes mandíbulas para que el león no pudiese cerrar la boca; enseguida, metiéndole el largo pico hasta la garganta cogió el hueso y en un momento libró al animal de lo que le había hecho pasar tan malos ratos. Después, con la punta del pico, apartó el palo que impedía cerrar la boca al rey de la selva, y sin aguardar más, voló a posarse sobre una rama.
A los pocos días de esta escena, el león, ya del todo curado, estaba devorando un gran búfalo, cuando la cigüeña, que le contemplaba desde un árbol cercano, decidió sondearle. Así, recitó este primer verso;
Por el favor que yo os hice
Con la mejor voluntad
Dadme vos, Gran Majestad,
El premio que se merece.
La contestación del rey de los animales fue la siguiente:
Me pides tú la merced
Que la acción de mí merece.
¿No te parece estar viva
Merced más que suficiente?
A lo que la cigüeña replicó:
Vos no sois agradecido,
Mi señor, el rey León
Habéis dado ya al olvido
El favor que os hice yo.
Algún día os hallaréis
Otra vez en gran apuro,
Y entonces no tendréis
Ningún asilo seguro.
Y dicho esto, el ave voló lejos de la tierra.
Tiempo después, cuando el dios Buda contaba esta historia a sus discípulos, solía añadir:
- En aquella época el león era Devadata, el traidor, y la blanca cigüeña era yo mismo.
El león y la cigüeña
Una vez, en el tiempo en que Brahama reinaba en Benarés, estaba un enorme y fiero león devorando su recién cazada presa, cuando se atragantó con un hueso. Irritósele la garganta de tal manera, que el pobre animal pasó varios días sin poder probar bocado. Y sufriendo terriblemente.
Una cigüeña, que le contemplaba desde un árbol, le preguntó una mañana, al ver cómo se retorcía de dolor:
- ¿Qué os pasa, amigo?
El león explicó con apagada voz el motivo de su sufrimiento.
- Yo podría libraros de ese hueso -dijo la cigüeña cuando el otro animal cesó de hablar,- pero no me atrevo a hacerlo por miedo a que me devoréis.
- No temas -contestó el león, que como rey de los animales hablaba de tú a todo el mundo.- No te devoraré. Te suplico que me libres enseguida del estorbo que tanto daño me hace y que no me deja comer.
- Confío en vuestra palabra. Echaos sobre la espalda y abrid bien la boca.
La fiera hizo lo que le indicaba la cigüeña. Entonces el ave, no queriendo ahorrarse ninguna seguridad, colocó un palo entre las dos imponentes mandíbulas para que el león no pudiese cerrar la boca; enseguida, metiéndole el largo pico hasta la garganta cogió el hueso y en un momento libró al animal de lo que le había hecho pasar tan malos ratos. Después, con la punta del pico, apartó el palo que impedía cerrar la boca al rey de la selva, y sin aguardar más, voló a posarse sobre una rama.
A los pocos días de esta escena, el león, ya del todo curado, estaba devorando un gran búfalo, cuando la cigüeña, que le contemplaba desde un árbol cercano, decidió sondearle. Así, recitó este primer verso;
Por el favor que yo os hice
Con la mejor voluntad
Dadme vos, Gran Majestad,
El premio que se merece.
La contestación del rey de los animales fue la siguiente:
Me pides tú la merced
Que la acción de mí merece.
¿No te parece estar viva
Merced más que suficiente?
A lo que la cigüeña replicó:
Vos no sois agradecido,
Mi señor, el rey León
Habéis dado ya al olvido
El favor que os hice yo.
Algún día os hallaréis
Otra vez en gran apuro,
Y entonces no tendréis
Ningún asilo seguro.
Y dicho esto, el ave voló lejos de la tierra.
Tiempo después, cuando el dios Buda contaba esta historia a sus discípulos, solía añadir:
- En aquella época el león era Devadata, el traidor, y la blanca cigüeña era yo mismo.
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